Pesadilla

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LA AUTOPSIA

Por: André Marín

La eliminación del martes en la Copa fue el último clavo para el Deportivo Cruz Azul. Si hubiera llegado a la final, e incluso si hubiera ganado el torneo copero, no hubiera servido de nada, pero como perdió en Morelia, la crisis se agudizó más.

Esto es una pesadilla, este sueño de terror nunca termina, esto es inexplicable.

En la Liga quedan seis partidos y necesitaría ganar cinco para llegar a la última fecha con opciones de meterse a la liguilla, lo cual parece muy complicado.

Fueron por uno de los mejores directores deportivos que hay en el país, como lo es Eduardo de la Torre, y tampoco pudieron.

Fueron por un entrenador diferente, como Paco Jémez, y tampoco pudieron.

Fueron por jugadores seleccionados en sus países, de gran calidad, y tampoco pudieron.

¡Qué desgracia, qué dolor para sus fanáticos, qué fracaso, qué duro..! No hay palabras.

Estamos hablando de un equipo grande del futbol mexicano, pero que hoy en día es complicado seguir llamándolo grande. En este 2017 puede llegar a 20 años sin ganar la Liga y ha tenido 40 oportunidades, si tomamos en cuenta que cada año se tienen dos oportunidades.

Entrenadores de todo tipo de colores y sabores han pasado por la institución. Todos ganando muy buen dinero.

Jugadores nacionales y extranjeros de todo tipo han vestido la camiseta azul y tampoco han podido.

Han pasado cualquier cantidad de directivos y todos han fracasado.

Esto es un desastre. Esto no tiene nombre. Esto es algo inaudito en la historia de nuestro país.

Le podemos agregar a la herida que están a sólo nueve puntos del descenso y que los próximos torneos pelearán por permanecer en Primera División.

El técnico español llegó con un discurso diferente; parecía que su motivación y los jugadores que le contrataron los llevarían, por lo menos, a romper la malaria de los últimos años.

Pero no pasó, no sucedió. Parece que estamos a las puertas del sexto torneo consecutivo en que La Máquina verá la liguilla por televisión.

Yayo hizo la mejor de las visorías y trajo jugadores de altísima calidad que, al final, fueron unos petardos. Además, se gastaron una fortuna, porque no fueron refuerzos baratos.

Y los jugadores, en muchas ocasiones, fueron superiores a sus rivales, pero nunca lo pudieron reflejar en el marcador. Jugaban bien, pero no marcaban goles.

La pesadilla no termina. Será karma, mala suerte o como usted le quiera decir, pero esto parece que nunca terminará.

Es la pesadilla azul.

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