PARACAÍDAS

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Nacho Peralta y los PRIndependientes

Por: Rogelio Guedea

Apenas unos días después de saberse que el Congreso del Estado estaría regido por un grupo opositor al del actual gobernador Nacho Peralta, de mayoría panista, lo que establecería una clara y necesaria división de poderes, el Ejecutivo estatal declaró en los medios su beneplácito de que así fuera, incluso dijo –palabras más, palabras menos- que eso le daría mayor certidumbre al actuar del Estado. Esto es: el gobernador Nacho Peralta enviaba, ya desde el inicio de su gestión, un mensaje de pluralidad, tolerancia y legalidad política que,  a cualquier demócrata que se jacte, le habría traído un grato sabor de boca. Sin embargo, los hechos fueron confirmando –como en otros muchos rubros- la doble moral de sus palabras, pues mientras a través de su discurso nos decía no tener problemas con tener en el Congreso una mayoría adversa, en los hechos no tardó en iniciar las negociaciones con los congresistas Nicolás Contreras, Javier Ceballos y Luis Ayala para que estos, usando el argumento de que los legisladores albiazules no estaban haciendo bien su trabajo, renunciaran a esa fracción parlamentaria, conformaran una independiente y trabajaran, así independientes, bajo el lema “Nuestro Compromiso por Colima”. Por más que los legisladores independientes quisieron justificar su renuncia a la fracción panista, la sociedad entera vio ese acto como una denigrante traición, no sólo como una denigrante traición a la fracción panista, sino como una denigrante traición para la propia ciudadanía que los había votado con el fin, precisamente, de que el PRI dejara de tener la mayoría en el Congreso, donde ya había cometido una serie de tropelías  -como los endeudamientos, que tanto le han dolido a la sociedad- que la tenían colérica. Yo mismo escribí, aquel fatídico día de la “independencia” de los legisladores, que su propio actuar nos confirmaría o no la condena social, que fue severa en su juicio. Antier se ratificó, pues, con gran desfortuna, que los ahora legisladores PRIndependientes se unieron a los rojiblancos para revocar al gobierno interno que detentaban los panistas (en manos del diputado Luis Ladino) y tomar ellos el control del Congreso, con las consecuencias que esto pueda tener con respecto a temas tan delicados como el reemplacamiento (que me parece una ofensa para una sociedad que ha padecido desempleo, impunidad y violencia), la posibilidad de aprobar otra deuda más y todo lo que se sabe que puede implicar tener un Congreso servil del Ejecutivo Estatal. En términos sencillos: en Colima ya sólo quedaría un solo poder, el poder del gobernador Nacho Peralta, quien no sólo demuestra su doble moral (que poco le ayudará para ganarse la confianza social) sino que, también, agravia a una ciudadanía cansada del sistemático desencanto que le produce la clase política que la gobierna. El gobernador Nacho Peralta prometió en campaña un gobierno responsable, transparente y honesto, así que haber corrompido a los hoy legisladores PRIndependientes para que sirvieran a sus propios intereses no es ni lo uno ni lo otro. Lo peor de todo es que la sociedad lo sabe, aunque nada, por ahora, lamentablemente, pueda hacer para cambiarlo.

 

 

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