PARACAÍDAS

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PAN, cerrar filas

Por: Rogelio Guedea

El PRI no puede comerse al PAN por una razón irrebatible: porque la sociedad colimense se decidió por el cambio en la gobernanza estatal y, para la sociedad colimense, este cambio lo representó el PAN, aun cuando, ya lo venimos viendo, tenía priistas, perredistas y hasta movimientos ciudadanistas encubiertos. La sociedad está por encima de los intereses particulares, intereses particulares que a su vez están en contra de la salud democrática de una comunidad que ha llegado a niveles de hartazgo inéditos. En los últimos meses, ante la falta de legitimidad del gobierno priista, se ha activado no sólo un linchamiento político en contra de muchos miembros del gabinete anguianista (los informes de Osafig y de la PwC lo desvelan claramente) sino también un bombardeo sistemático de descrédito en contra del panismo estatal, mismo que ha tenido como fin abonar al desequilibrio interno de esta fuerza política albiazul y a cooptar por todos los medios posibles a sus militantes menos comprometidos con el partido y más susceptibles al entreguismo. La fracción panista del congreso refleja precisamente el paisaje de panistas identificados claramente con la fracción priista, por ejemplo: Riult Rivera, Crispín Guerra, Julia Jiménez (gente identificada con Pedro Peralta Rivas, operador de la campaña de Nacho Peralta, quien, por cierto, tendría mucho que decir con respecto a los dineros extraviados del crédito millonario), pero también Nicolás Contreras, Luis Ayala y Javier Ceballos (a quienes hoy se les identifica con el gobernador Nacho Peralta). Ante un escenario de entreguismos, traiciones, intereses particulares, guerra sucia y sistemática campaña de descrédito por parte de los medios de comunicación aliados al gobierno del Estado en contra de los albiazules, ¿qué le queda al PAN? Al PAN le queda cerrar filas. No puede seguir actuando como si sólo hubiera ganado Ixtlahuacán o tuviera una sola posición en el Congreso local, no, sino como lo que es: un partido que de no luchar por darle representatividad a los cientos de miles de colimenses que los votaron los estarían simplemente traicionando. Hay panistas de pura cepa (como el propio Jorge Luis Preciado, la misma Martha Sosa Govea, el propio Fernando Antero o Luis Ladino, etcétera), pero también hay nuevos panistas comprometidos con la responsabilidad social que adquirieron con el voto ciudadano, así que es simplemente consensuar un liderazgo que meta este compromiso común en un solo cauce y, con ello, evitar que el PAN se vista de rojiblanco, lo que sería muy lamentable no sólo para el panismo local sino, sobre todo, para los colimenses.

 

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