AL DESNUDO
Por: Édgar Rodríguez H.
Este lunes el Partido Revolucionario Institucional cumple 90 años de vida, y como si se tratase de la vida de un ser humano cuando cumple esa edad, se encuentra en decadencia y a punto de fenecer, después de haber sido uno de los partidos invencibles a lo largo de casi 70 años, hoy la historia es otra, totalmente diferente desde el pasado 1 de julio de 2018 cuando sufrió la peor derrota de su vida. Hoy su sobrevivencia está en duda.
El estatus del PRI no es nada halagüeño en todos los aspectos, muchos de sus afiliados ya no están, su voto duro concentrado en la CTM, CROC, CNOP, CNC y otros sindicatos como organizaciones se redujo sustancialmente, incluso muchos de sus cuadros políticos emigraron a MORENA.
Culpar totalmente al ex presidente Enrique Peña Nieto de todos los males del tricolor no sería justo, él sólo fue quien dio el último golpe mortal luego de haber sido quien recuperó la Presidencia de la República en manos del Partido Acción Nacional por 12 años. Aunque las causas que llevaron a la derrota y motivaron el triunfo del panista Vicente FOX fueron muy distintas a las del pasado 1 de julio que le dieron el triunfo a Andrés Manuel López Obrador. En aquel entonces, si bien es cierto que la corrupción ya cobraba relevancia, los errores y pésima campaña del candidato priista, Francisco Labastida Ochoa, fueron elementales para su derrota frente al candidato del PAN.
Aún consiente de los errores cometidos, el PRI no logró recuperarse hasta 12 años después, al menos en lo que compete a la Presidencia de la República, pero hoy no se vive en mismo caso, las circunstancias son más adversas, sus finanzas están en números rojos y sus ideólogos están dispersos. El próximo proceso interno de selección del presidente del partido y la unidad entre sus militantes es una buena pauta para iniciar con la compleja tarea de revivir al partido, pero se requiere de mucho más que eso. No hay que olvidar que los ciudadanos votaron contra el PRI y en consecuencia favorecieron a López Obrador.
El capital político que tuvo el Presidente Peña Nieto en el año 2012 se fue dilapidando, se fue terminando, se fue tirando a la basura porque evidentemente en el momento que fue electo, si bien tuvo una diferencia de pocos votos con quien perdió, tenía todas las perspectivas para haber hecho un cambio positivo, que beneficiará a los mexicanos. Sin embargo, eso nunca sucedió.
Pero todo esto ya está sobre la mesa, el PRI lo sabe con todo y sus 90 años y como dijo bien el gobernador José Ignacio Peralta Sánchez durante la toma de protesta del Consejo Político Estatal del PRI, el pasado 2 de marzo: “Nuestro partido transita por momentos complejos que requieren de la generosidad de su militancia. Es el tiempo del partido y no de los proyectos personales”.
En el evento que sostuvo junto con la presidenta del PRI, Claudia Ruíz Massieu, el gobernador estatal reconoció que los priistas “hemos cometido errores. Permitimos que se asociaran a nuestras siglas, personajes que no compartían nuestra mística de servicio y que llegaron sólo por sus intereses personales”, así como también que “el PRI tuvo que asumir los costos de una serie de decisiones impopulares que la sociedad rechazaba”.
Al mandatario, como líder de su partido en el estado, le corresponde recobrar la confianza de los ciudadanos y su militancia, el camino es sinuoso y el PRI enfrenta un escenario complejo y, por lo tanto: “no podemos dar la impresión de que estamos con la guardia baja, que estamos pasmados e inactivos frente a la iniciativa de las fuerzas políticas dominantes en la actualidad”.
Se dice que…
*Este martes estará en Manzanillo el presidente Andrés Manuel López Obrador y al igual que en sus giras en varios estados de la República Mexicana, se prevé surjan abucheos hacia el gobernador José Ignacio Peralta Sánchez, todo como parte de un guion, para que al igual que en las otras entidades, el ejecutivo federal se asuma como salvador, se luzca y llame a los adiestrados morenistas a la reconciliación.