Lord pepino

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Por: Francisco Pérez Medina

La contingencia de salud ha generado diversas consecuencias entre la población, de manera relevante, quienes, por su condición económica, viven coloquialmente dicho: al día. Al no tener la posibilidad de llevar dinero o alimento a sus familias, han sido atendidas sus necesidades primarias por los tres órdenes de gobierno para evitar funestos resultados. Pero no sólo fueron éstos los que se activaron para satisfacer la demanda; también hay quienes, sin ser gobierno, han mostrado su empatía para apoyar al prójimo brindando despensa, ropa, alimento o efectivo -son quienes merecen ser reconocidos, pues lo hacen sin ser su obligación ni esperar nada a cambio-. Infortunadamente, también aparecieron los indeseables que realizan esta labor lucrando con la necesidad de la gente: los políticos electoreros.

De los políticos, hay que distinguir dos categorías: los imprescindibles y los electoreros. Los primeros, realizan una actividad de gestión para llevar beneficios que es acorde a alguna responsabilidad o encargo que ostentan. Es más, de éstos se espera que lo realicen. Es lo menos que se les pide. Es imposible no informar que lo realizan, pues de no hacerlo, crearían la impresión de que no merecen la oportunidad para el encargo. Sin embargo, su difusión requiere cuidado al extremo para no exponer la imagen ni la condición de los beneficiarios.

De los políticos electoreros, de esos sí hay que cuidarse como si del propio covid19 se tratara -la estrategia de “Susana distancia” aplica-. Se convierte indispensable identificarles, conocerlos y comprender fríamente sus intenciones; seguramente detrás de su generosa gestión, hay intereses individuales, de algún grupo político o de un partido. Hace unos días, aconteció el primer hecho significativo, rumbo al siguiente proceso electoral, que acaparó la atención en las redes sociales de muchos ciudadanos y que ejemplifica mejor esta categoría: intercambio de una bolsa de pepino por inflar una cuenta como seguidores en las redes sociales.

Que ironía, se supo de este caso precisamente en la misma red social en que se promovía el político electorero. Una mujer, expresó en su cuenta de Facebook su molestia por el modo de operar y transgredir su privacidad. Acudió, al igual que otras personas, para recibir un apoyo que ayudaría a mitigar las complejas condiciones que ha impuesto la contingencia de salud. La sorpresa que se llevó fue que, para recibirla, debía entregar su celular sin bloqueo para convertirse -así, sin consultar- en seguidor de diversas plataformas digitales del dadivoso. El post se viralizó -como suceden estos casos- de manera inmediata con críticas feroces compartiéndose en diversas cuentas, generando memes y distribuyéndose en los grupos de WhatsApp.

El alcance de tremendo desliz parece precaver a todos los políticos que anhelan alcanzar un puesto en la siguiente elección que está a la vuelta de la esquina. Cada quien plantea la estrategia que considere mejor para lograr sus objetivos; inflar las cuentas con falsos seguidores y obligados like´s, no parece la mejor, al menos, es lo que se percibe luego de que trascendiera el hecho negativamente. La ciudadanía está despierta y difícilmente se le engaña, aunque, obvio, lo intentan constantemente.

Salida

1.- Por cierto, hablando de las “benditas redes sociales” (López dixit), éste exigió a Twitter y a Facebook investigar e informar sobre los bot´s que actúan en nuestro país. Imagino, lo hace pensando en los usuarios que reciben ataques, de manera orquestada, cuando emiten una crítica a la forma en que gobierna.

2.- La diferencia de actuar entre los estados y el gobierno federal ante el Covid19 ya ofrece los primeros resultados: la menor propagación la tienen los estados que actuaron por cuenta propia con medidas más fuertes versus los que acataron -sumisamente- las tibias recomendaciones del que gobierna a decretazos.