Por: Ángel Durán.
A pesar de que se han hecho incontables reformas a la ley, muchas de ellas a la constitución colimense, en aras de concatenarla con las que se le han hecho a la Constitución Federal, para hacer eficiente los sistemas de justicia local; esto no ha sido posible, seguimos igual y bajando el nivel de calidad de justicia, lo que provoca una alta falta de legitimación de los poderes judiciales locales en México y por supuesto en Colima no es la excepción.
Ante estos resultados, necesitamos reflexionar ¿cuál es la causa que nos sigue manteniendo como un país y como un estado injusto, como un estado federal que no protege los derechos de las personas? seguramente la forma en cómo hemos venido queriendo resolver el problema no ha sido lo correcto y por eso necesitamos reencausar cómo hacerlo, hasta lograr que las instituciones de justicia sean eficientes.
Lo que sí está seguro, es que las solas reformas a la ley y las de la Constitución, no son suficientes, si volvemos a ver, qué es lo que hacen otros países, que tienen un mejor sistema judicial, es decir, que tiene un sistema judicial de mayor calidad que el nuestro, podremos ver, que, -por supuesto el sistema normativo es sumamente importante-, nosotros lo tenemos sin embargo seguimos con un sistema judicial ineficiente. ¡Entonces! ¿por qué no logramos salir de los países que somos calificados con un sistema de justicia que violenta los derechos humanos de forma sistemática?
Decía; al voltear a ver a otros países, es importante poner en práctica lo que a ellos les ha funcionado, pero aparte, necesitamos cumplir con las normas mínimas de implementación que Naciones Unidas ha pedido a sus miembros.
Después de reflexionar lo que hacen otras naciones y esas reglas de la ONU, es fácil advertir que lo que nos hace falta es, llevar a cabo una reconstrucción profunda del sistema judicial no solo reformas a la ley; y, ¿cómo hacerlo? Por principio de cuentas, el marco jurídico ya lo tenemos, lo que nos está fallando es, la forma en cómo estamos aplicándola, la forma en cómo estamos interpretando nuestro sistema legal y lo más complicado, es, que a todos los integrantes del sistema judicial, son electos de manera contraria las reglas de Naciones Unidas y comúnmente por decisiones de carácter político, no con base en méritos y capacidades; mientras sigamos haciendo esto, el sistema judicial seguirá siendo cada vez más ineficiente.
Lo que necesitamos, es, una reconstrucción profunda del sistema judicial y cambiar la forma en cómo lo hemos venido contaminando; si cambiamos el pensamiento de los jueces para utilizar el marco jurídico bajo un criterio progresista y humanista, si escogemos que sus integrantes sean peritos y técnicos en el derecho contemporáneo y con que tengan méritos y capacidades y si independizamos al sistema judicial, en todos los sentidos, que verdaderamente sea un poder autónomo al poder ejecutivo y legislativo, si lo dotamos de sus verdaderas garantías que debe tener para hacer eficiente su trabajo, entonces el nivel de calidad de justicia se elevará; por eso es que, más que reformas a la ley o la propia Constitución local, se necesita que la sociedad exija esta nueva forma con la que debe operar un sistema judicial y que los que tienen la facultad de integrar a los poderes judiciales hagan conciencia, de que, si no lo hacen con base en los parámetros de como lo marca el derecho constitucional y el derecho internacional, seguiremos con el mismo nivel de calidad de justicia y éste a nadie beneficia.