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EQUÍVOCO GLOBA­­L­­ 

Por: Noé Guerra Pimentel

MARTES NEGRO. Desde mi óptica la mayoría sobreestimamos a los votantes gringos. Amargo el sabor de boca con el que muchos, muchísimos amanecimos hoy luego de la desagradable y para muchos connacionales terrible sorpresa que nos dio el martes de ayer 8 de noviembre, en el que luego de un proceso tranquilo trajo consigo al verdadero cariz del ciudadano norteamericano promedio, el de la misma masa electoral que contra todos los pronósticos e inexplicablemente le dio el triunfo al absurdo discurso del odio, de la intolerancia, de la beligerancia, de la irreflexión y de las posiciones más retrógradas y decadentes que atentan contra el equilibrado y progresivo desarrollo de las sociedades modernas, el que precisamente fue enarbolado durante su campaña por el individuo que desde la madrugada de este miércoles ya fue reconocido como el ganador de la elección por la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica­: Donald Trump.

Pero ¿Qué pasó? Es una respuesta que con precisión quizá nadie pueda responder, sin embargo el hecho que nos pudiera ayudar a entender es el de que este individuo gracias a su experiencia como vendedor supo capitalizar los negativos de sus adversarios, aprovechar las circunstancias internacionales y, entre otras, su propio carisma y la identificación catalizadora con el anglonorteamericano conservador medio que se siente desplazado de su supuesto merecido confort por las llamadas minorías, que durante las últimas siete décadas han venido tomando asiento en los Estados Unidos, y aquí hablamos no solo de los mexicanos y del resto de personas provenientes de los países del sur del continente, sino de los propios afroamericanos, africanos y los asiáticos que a estas alturas influyen y mucho en las políticas públicas de dicho país, considerado una de las tres principales potencias mundiales.

No obstante hay algo más y no es frívolo consignarlo, me refiero al íntimo que para algunos revela el trasfondo de la decisión capital del ciudadano medio estadounidense y que no es otra cosa que su acendrado y muy oculto resabio racista, misógino, homofóbico, abusivo e ilegal, características que aun increíbles prevalecen y que muchos, por tratarse de una sociedad del llamado primer mundo, desestimamos al suponer ya superadas, de otra manera no se explica el cómo teniendo a una mujer de la talla de Hillary, con su experiencia pública, trayectoria, desempeño intachable como primera dama, su efectivo perfil diplomático y demás características que la hacían la candidata y eventual Presidenta ideal de una nación que en este momento urge de un replanteamiento generacional y revocacionamiento prospectivo internacional, haya sido rechazada así sin más en las urnas y más aún frente a un individuo que por ella misma ante millones fue  expuesto en los tres debates como la antítesis personal por su megalomanía, falta de preparación, civilidad, cultura y capacidad política, amén de otros defectos.

LA VIUDA. Muchos fueron los damnificados políticos y no solo en Estados Unidos, en México, por ejemplo, alguien que ya se sentía a un pie de la presidencia gracias a la inercia de la Fem Power, Margarita Zavala, hoy sin duda despertó con el imperativo de encontrar otro asidero viable, aparte de su género y condición de exprimera dama, que le permita mantener la esperanza de la candidatura del PAN y eventualmente lograr así la reelección de facto a favor de su inefable marido y la también vicepresidencia de facto para su encimoso y ambicioso hermano Juan Ignacio Zavala, lo digo porque la señora, aparte de esas condiciones externas, cualidades extraordinarias propias no se le conocen así como para con sustento poderla ponderar por su inteligencia, preparación, conocimientos, visión, etc.

LOS GANONES. Sorprendido como muchos de nosotros ante esta inesperada realidad, es el hoy por hoy uno de los ganones, el mismo que en su momento y con los más atroces y bajos adjetivos muchos descalificaron y otros tantos nos indignamos por ese acto que fue calificado como antipatriota y por el que ante la crisis suscitada obligó la renuncia de su hombre más cercano, es el presidente Enrique Peña Nieto, quien se atrevió a invitar al ahora presidente electo, por lo que es deseable que a la postre y para dar forma a la estrategia formulada, esperemos que exista, desde anoche mismo debió estar de plácemes por el resultado para sacar cierto provecho, aunque este se reduzca a la oportunidad diplomática y de visión política internacional con la que contra todo y costa de su propia investidura actuó. Con ese solo acto esperemos que el futuro presidente de Norteamérica, por gratitud y elemental correspondencia, al menos tenga la consideración de no endurecer sus políticas contra los de por sí ya sufridos migrantes, especialmente con los nuestros.

El otro que también ya debe estar haciendo cuentas es el dueño de MORENA, AMLO, quien seguramente ya se ve entrando a los Pinos dada la inercia que el voto popular del variopinto democrático internacional viene operando en una silenciosa cruzada enderezada contra los intereses de las llamadas élites políticas y el  stablishman, presuntamente orientado por los millenials, y o los Peter Pan, como se les distingue a los ahora ciudadanos nacidos a principios y a lo largo de las décadas de los ochentas y noventas del siglo pasado, gente en su mayoría con ningún apego a las formas tradicionales, nulo respeto a las normas y a las instituciones, renuentes al compromiso, críticos y exigentes, improductivos y con pleno y abierto rechazo a lo establecido y a lo pasado y quienes probablemente, al presumirse una mayoría, ellos y quizá sin saber el por qué y las repercusiones de sus actos, han venido haciendo la consecutiva diferencia.