La Benemérita Universidad de Colima

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Por: Amador Contreras Torres

En un acontecimiento de gran fuerza política y que expresa el reconocimiento de la soberanía popular  a la casa de estudios, el Congreso del Estado aprobó por unanimidad de los 24 diputados presentes en la sesión ordinaria que se le conceda el título a la institución de “ Benemérita Universidad de Colima” y que la papelería oficial del Estado y de los municipios, previa aprobación de los cabildos, lleve la leyenda: “ 2015, 75 años de la Fundación de la Universidad de Colima”, acuerdos históricos que refrendan el sitial de la entidad académica como motor del desarrollo integral del estado y su labor central para forjar los cuadros técnicos y profesionales que se requieren en la región.

Esta distinción a la casa de estudios, es ocasión propicia para meditar sobre la misión y la visión de la casa de estudios, su pertinencia social, su trascendencia institucional, reconociendo que es factor de movilidad social en Colima y que su sola existencia y éxitos cotidianos son una portentosa reivindicación de la universidad pública en la vida de Colima y de México.

Una vida en la vida de México. En efecto, en el 2015, se cumplen 205 años de la Independencia de México, 105 años de la revolución; los 105 años de la Universidad Nacional Autónoma de México, los 75 años de Colegio de México, y el 75 aniversario de la Fundación de la Universidad de Colima.

Honrar honra. Sin duda alguna, el reconocimiento del Congreso del Estado, de todos los diputados, más allá de los colores partidistas y las ideologías, a la casa de estudios, honra también a la LVII Legislatura que supo estar a la altura de su momento histórico y tuvo la sensibilidad política para reconocer la labor esencial de la máxima casa de estudios del Estado, emitiendo los acuerdos en comento.

Fue muy relevante que en el acto, el diputado Martín Flores Castañeda, presidente de la Comisión de Gobierno Interno y Acuerdos Parlamentarios, presentara el acuerdo respectivo, mismo que mereció la aprobación y el consenso de los legisladores.

 

LA FIDELIDAD AL ORIGEN

La propuesta de declaratoria fue presentada por el rector José Eduardo Hernández Nava, quien recordó que el 16 de septiembre de 1940 se llevó a cabo la inauguración de la Universidad Popular de Colima. Recordó que ante el sentir de la juventud de Colima, el gobernador, Coronel Pedro Torres Ortíz encargó el proyecto  de lo que sería la universidad, al entonces director general de educación pública y Teniente Coronel y profesor Rubén Vizcarra. “De allí los orígenes revolucionarios y de justicia social de nuestra institución, la cual, desde su nacimiento, adquiere el compromiso de formar a la juventud de Colima, Jalisco y Michoacán, antecedente histórico de la Universidad de Colima”, precisó el rector.

Recordemos que la primera sede de la institución, fue una gran casona al sur de la ciudad, frente al Parque Hidalgo- Hoy en día, el edificio totalmente restaurado y embellecido, respetando su arquitectura original, es la sede del Archivo Histórico y la Hemeroteca de la casa de estudios. El alto propósito del cardenismo fue hacer una institución del pueblo y para el pueblo, un espacio académico para la formación profesional y técnica de los colimenses.

La Universidad de Colima, con el aporte de muchas generaciones de colimenses, a lo largo de 74 años de existencia, se ha construido a sí misma, vigorizando sus fortalezas en la docencia, la indagación científica, la difusión  de la cultura y  la extensión universitaria, con un sólido aporte a los sectores social y productivo, a través de los diversos servicios de vinculación, creados a partir del rectorado de Humberto Silva Ochoa, en los años ochentas del siglo pasado y fortalecidos en los sucesivos periodos rectorales de Fernando Moreno Peña, Carlos Salazar Silva, Miguel Ángel Aguayo y el interinato de Ramón Cedillo Nakay.

No es un dato menor, señalar que el actual rector, José Eduardo Hernández Nava tuvo la oportunidad de trabajar con todos y cada uno de los rectores mencionados, desde cargos modestos, hasta puestos de creciente responsabilidad, en el ámbito financiero  y de gestión de recursos ante la SEP y Conacyt,  y también, en la docencia, como maestro frente a grupo por más de 20 años.

La casa de estudios, en su etapa moderna, ha tenido la oportunidad de crecer a la luz de diferentes liderazgos, con sus respectivas improntas personales y matices: la visión de estadista de Humberto, la pasión política de Fernando, la fuerza ejecutiva de Carlos Salazar, el humanismo y la sensibilidad de Miguel Aguayo.

 

LAS FORTALEZAS INSTITUCIONALES

Ahora, se tiene el liderazgo horizontal y democrático de José Eduardo Hernández Nava, escuchando a todas las voces, con lealtad al origen revolucionario de la casa de estudios, factor de movilidad social, para educar a los hijos del pueblo de Colima, pero también, a un tiempo, con la mirada al porvenir, consolidando la excelencia académica y poniendo el acento en la responsabilidad social de la educación.

Sin duda alguna, que una de las fortalezas de que dispone la casa de estudios colimense, para sustentar y reproducir en el tiempo este proyecto académico, que pertenece a los colimenses, es el quehacer científico que se realiza en los diversos centros de investigación y, señaladamente, también en las facultades, estableciendo sinergias favorables para la generación de nuevos saberes y la formación de recursos humanos altamente calificados.

La Unam y el resto de universidades públicas de provincia del país, hacen su esfuerzo para trascender en todas las vertientes del quehacer universitario.  Sin embargo, por las restricciones presupuestales y las condiciones financieras del país,  el panorama no es halagüeño.

Así las cosas, la doctora Rosaura Ruiz Gutiérrez, Presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias, afirma que: “La educación superior, la ciencia, la tecnología y la innovación tienen importancia fundamental como instrumentos para la construcción de sociedades del conocimiento; el desarrollo democrático y plural; para contribuir al proceso de integración del conocimiento y la competitividad. Sin embargo, en México, los resultados dejan mucho que desear; la cobertura de cohorte de edad correspondiente a estudios superiores ha avanzado muy poco. Se han profundizado las restricciones financieras; se han segmentado y diferenciado enormemente las instituciones; se ha mercantilizado su oferta y servicios, y no se ha podido concretar su articulación con el desarrollo económico y social del país” (1).

Sin duda alguna que el panorama enunciado no es el mejor para el país, para la academia y la  ciencia en los estados, en parte por las severas restricciones financieras prevalecientes, sobre todo para la educación superior pública y la investigación científica que se realiza en sus claustros y laboratorios.

Sin embargo, en esta perspectiva, hay que reconocer que es el horizonte financiero que tamiza la realidad de la educación superior en el país y es el escenario, las fortalezas y debilidades; los retos y las oportunidades que se perfilan en el marco del quehacer de la ciencia en el país y que se expresa en toda su complejidad,  sus luces y sombras, en la actividad que desarrollan los hombres y mujeres que se dedican a la enseñanza y la generación de nuevos saberes en la Universidad de Colima.

Los países industrializados destinan cantidades crecientes de los porcentajes de su PIB, Producto Interno Bruto, a la ciencia, la innovación y la tecnología.

Por ejemplo, en Estados Unidos, el presidente Barack Obama, en su mensaje  a la comunidad científica de ese país se comprometió a destinar el 3 por ciento del PIB para la investigación científica, “un quehacer que considero indispensable y estimularé  a las empresas que le  entren en serio a la innovación y  la transferencia tecnológica”. (2)

En contraste, en México no se están cumpliendo los estándares recomendados por la Unesco en el sentido de destinar el 8 por ciento del PIB para educación; el 1 por ciento para educación superior y el 1 por ciento para investigación científica. Por ende se incumple con la Ley General de Educación que recomienda esos parámetros. En lugar de eso, se destina apenas el 0.70 para la educación superior y el 0.40 para la educación científica.

Es por eso que, el rector de la Unam, José Narro Robles ha puesto el dedo en la llaga y ha sido muy puntual en su posicionamiento al respecto: “ El progreso implica enormes desafíos para naciones como la nuestra. ¿Cómo pertenecer a la sociedad y la economía del conocimiento en esas condiciones? Más allá de la retórica, si no se transforma radicalmente  nuestra realidad, quedaremos retenidos en el viejo siglo. No daremos el paso correcto en tanto destinemos el 0.70 del PIB a la educación superior y el 0.40 a la investigación. No será posible mientras sólo 3 de cada 10 jóvenes mexicanos estudien en las instituciones de educación superior. No será viable, si no se multiplica, al menos por 10, el número de patentes concedidas a connacionales”.  (3)

Para decirlo sumariamente, la Universidad de Colima es fruto de lo mejor del Estado mexicano surgido de la revolución, es una narrativa colectiva construida por muchas generaciones de colimenses, factor de avance estatal, instrumento de cambio social y el prólogo de un porvenir luminoso para Colima y su región.

 

  1. Ruiz Gutiérrez, Rosaura (2011). Tendencias y perspectivas de la educación superior, la ciencia y la tecnología y la innovación en México. Academia Mexicana de Ciencias. Pp. 2-3.
  2. Barack, Obama (2009). Discurso presidencial ante la Academia de Ciencias de Estados Unidos. 27 de abril de 2009. http:// www.nap.edu/obama/
  3. Narro Robles, José (2010).  Palabras del rector de la Unam, ante el Congreso de la Unión, con motivo de los 100 años de la Unam. P. 3. Gaceta Unam.