Por: André Marín
Toluca y Pumas tienen en sus manos cerrar la primera fase de la Libertadores como líderes de grupo. Han hecho una primera fase fantástica, demostrando que, en este momento, los clubes mexicanos pueden pelear con cualquiera en donde sea.
Han ganado con autoridad de locales e incluso como visitantes, lo cual reviste una importancia superior en este torneo, donde la localía es un tema clave.
Desde un principio, el grupo de los Diablos parecía el de la muerte, por tener que enfrentar a tres clubes que ya han ganado el certamen, sin embargo, los deCardozo, con personalidad y calidad, fueron sorteando enemigos hasta colocarse en lo más alto.
Pumas, por su parte, le metió con todo y, fuera de una derrota en Venezuela con suplentes, la primera fase ha sido como para ilusionarse.
Ahí están el Atlético Nacional, el Mineiro, Corinthians y los argentinos, pero es indudable que podemos soñar con hacer algo realmente importante.
Pumas y Toluca tienen plantel para luchar desde los octavos de final, sabiendo que hasta semifinales podrían cerrar en casa las series a matar o morir.
Cardozo quiere y Memo Vázquez quiere. Cardozo prácticamente tiró la liga y apuesta, un año antes del centenario, por lograr algo que se le ha negado a los rojos, que es la gloria internacional.
Vázquez, todavía hasta el pasado fin de semana, intentó pelear por un lugar en liguilla, pero la derrota contra León los deja en una posición muy complicada.
Creo que es momento de olvidarse de la liga y poner toda la carne al asador en la Libertadores. Viene lo más complicado y es momento de recordarle a los dos mexicanos que están en competición que cuentan con jugadores y plantillas de alto nivel como para trascender.
Me niego a pensar que no veremos pronto a un campeón mexicano de Libertadores, y este año podría ser. Es maravilloso ver el Olímpico Universitario de noche en partidos de Libertadores. Es increíble ver cómo en La Bombonera los rivales llegan temerosos por el tema de la altura.
Es por eso que yo me ilusiono con 2016. Que éste sea el año en que realmente se logre lo que nunca se ha logrado. Los Tigres se siguen pegando contra la pared por la ocasión desperdiciada el año pasado. Esperemos que Toluca y Pumas aprovechen sus oportunidades, que son reales.
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