JUVENTUD EN CRISIS (Se requiere gobiernos competitivos en inteligencia, comprometidos y muy sensibles)

0

TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana.

Nuestra sociedad está convulsionada, por decir lo menos, debido al crecimiento de la violencia y la impericia de las fuerzas del Estado que la combaten. El territorio en su totalidad está regado con sangre de decenas de miles de mexicanos que han perdido la vida a manos de criminales cuya actividad no tiene para cuando terminar.

Hay mucha gente inocente víctima de hechos fortuitos, niños, casi bebés, pero también homicidios inexplicables por tratarse, en innumerables veces, de personas menores de edad, adolescentes sobre todo mujeres, que han sido abusadas y asesinadas posteriormente (once diariamente). Estamos ante la inoperancia absoluta de un gobierno que poco hace o lo que hace lo hace desordenadamente, para mostrar alternativas de recuperación humana, moral, que termine con la pesadilla de violencia que padecemos.

Los gobiernos carecen de capacidades, no tienen políticas públicas para atender a la juventud, solo aplican políticas aisladas como para que el respetable considere que sí hay atención. Pero no, los presupuestos municipales o estatales están ajustados a una realidad financiera que no permite desplegar acciones de fondo y de gran continuidad. Solo la imaginación individual permite que algunas autoridades hagan algo en favor de ese sector que hoy tiene una esperanza disminuida de encontrar un destino mejor, de formar familias integradas que den claridad a la vida.

En este ámbito se debe reconocer que, con todo y sus desviaciones, y sus casos de corrupción, el programa Jóvenes construyendo el futuro, constituye una política estatal de largo aliento y de largo plazo que de algún modo mejora perspectivas de quienes se capacitan en alguna actividad y está operando hace poco menos de tres años. Lo mismo puede decirse del programa Becas para el bienestar y el de Sembrando Vida y salud, que seguramente repercutirán en la ampliación de las potencialidades de los jóvenes.

Sin embargo, la Auditoría Superior de la Federación, como parte de su programa de fiscalización, evaluó las medidas para la atención de jóvenes a partir de 2013 y encontró que ni siquiera existe una definición universal de juventud. No hay una ley general en la materia, de acuerdo con la Evaluación de la política pública de atención a la juventud, hecha por la ASF.

La ASF recomendó que el gobierno federal haga un nuevo diagnóstico de la situación – problemática que afecta a los jóvenes de entre 12 y 29 años ( particularmente ahora que, por la pandemia, muchos dejaron sus estudios),”considerando el enfoque de perspectiva de juventudes y los grupos de derechos de participación, de supervivencia, de prosperidad y de protección que permita conocer las características, cuantificar la magnitud del problema y esquematizar la relación causa- efecto de las variables que requieren ser atendidas mediante la intervención pública”.

México requiere que sus jóvenes estén formándose para la vida y el trabajo, con prepas a reventar, con jóvenes (hombres y mujeres) dedicados al estudio, con adultos mayores dispuestos a relacionarse con la educación y las tecnologías, que encuentren en el gobierno un aliado, que le tengan confianza a éste, que se le acerquen, que se demuestre en las acciones el interés máximo en su formación y en el camino que toman.

Es triste hoy ver a jóvenes inclinados a cosas distintas, al vacilón, al trabajo, al antro, o tirándose de plano a la alberca de la criminalidad porque eso los hace sentirse vivos, importantes, que cuentan y sirven para algo. Ese destino, el del dinero fácil y manchado de sangre, no lo queremos para ellos.

Se requiere, por igual, a gobiernos – de todos los órdenes- compatibles con el deseo de generar condiciones favorables, competitivos en inteligencia y sensibilidad para desarrollar planes y programas pertinentes. Esa política de dar abrazos y no tirar balazos está bien para frase de campaña pues tiene un contenido humano, sensible y muy deseable, pero la realidad es que con ello el gobierno se aparta de la ley, se hace a un lado como diciendo, casi, “ ahí háganse bolas” o “sálvese el que pueda”..

Piénsese en la sociedad del bien, nuestros niños y jóvenes presencian hoy una realidad criminal increíble y saben de crímenes perpetrados con saña inaudita  y sin haber motivos, generalmente. Esa violencia nomás porque sí, “pa’ ver que se siente”, como “así por nomás”, como dicen muchos criminales cuando rinden testimonio ante las autoridades de sus motivos para delinquir.

Esa es una realidad que les está marcando de por vida. No lo permitamos. Las nuevas generaciones no merecen eso, bueno, ninguna. Tiene que trabajarse desde los gobiernos y las sociedades, por un humanismo integral que recupere la noción del respeto entre todos, del respeto por la vida. Educación , siempre educación, mucha educación es el camino. Ni más ni menos.