Francisco (Pancho) Villa y la Educación

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Por: Manuel Olvera Sánchez

La Historia de México registra a través de los años una cantidad importante de luchas emprendidas por actores políticos y luchadores sociales que respaldaron el rumbo que consideraron era el más correcto para el país.

Uno de los personajes que contribuyeron en forma importante en la revolución mexicana de 1910 fue sin duda Francisco Villa, de quien se ha escrito mucho respecto a su valor y estrategia innata para vencer a los enemigos en el campo de batalla.

Sin embargo, es justo reconocer que Pancho Villa, pese a su falta de preparación académica, dejó también la huella de un hombre que supo valorar y reconocer la importancia de la educación.

Despues de concluida la lucha armada, y cobrado vida la constitución de 1917, Pancho Villa se abocó a impulsar la educación de los campesinos a su servicio, al mismo tiempo que combatió el arraigo de cualquier tipo de vicios.

Fue así como Francisco Villa conocedor de que el abigeato era una práctica común y el  alcoholismo de mucho arraigo en su pueblo de Canutillo en que se ubicaba su hacienda, ello le motivó, pese a su escasa escolaridad adquirida a valorar y reconocer la importancia de la educación para el pueblo, sobre todo, en el caso de las nuevas generaciones.

Sobre el caso particular del alcoholismo Pancho Villa Francisco Villa tuvo durante la época revolucionaria la oportunidad de conocer sus alcances negativos; razón por la que lo combatió en su momento con rigor.

Abundando sobre ello, Pancho Villa conocía la forma de vida de los campesinos de la época, tanto en lo referente a la explotación de que eran objeto de parte de los terratenientes, como de los vicios que les llevaban a desatender a sus familias. Él señalaba que “perseguía el vino porque sus hermanitos de raza, los campesinos que le acompañaban, tan mal alimentados y poco responsables, cuando recibían su raya se iban a la cantina, y a su casa no llevan nada”.

Sin duda que Pancho Villa al margen de su escaso nivel de escolaridad, fue un mexicano con la idea de una justicia social plena; supo entender que para alcanzar el progreso de la nación era importante alentar la educación, de ahí que lograda la pacificación, manifestara su interés por establecer una escuela adecuada y lograr la alfabetización de todos los habitantes de Canutillo.

Para lo anterior gestionó y consiguió que el gobierno federal enviara a un grupo de maestros a esa demarcación, por parte del entonces Secretario de Educación José Vasconcelos, quien comisionó a un grupo de profesores de las llamadas misiones culturales, que tantos logros alcanzaron en las comunidades rurales.

Debemos recordar que en la época post – revolucionaria de acuerdo a lo estipulado por el artículo 3º, el gobierno federal se hizo cargo de ofrecer los servicios educativos, solventando consecuentemente los salarios del profesorado, variando los estipendios de acuerdo a las responsabilidades asignadas.

Así se dieron los casos en que .un director de la escuela ganaba doce pesos diarios y los maestros diez, sumas considerables para esa época, si se toma en cuenta que la hacienda les proporcionaba casa habitación, comida, lavado de ropa y armas para cazar entre otros rubros.

En ese marco de interés por la educación, su mayor preocupación era  que los niños hijos de mexicanos no tenían  la oportunidad de educarse por la falta de responsabilidad de los padres.

Paralelamente a lo anterior, a Pancho Villa le llamó la atención que los maestros no percibieran una remuneración acorde a la actividad tan importante que estaban desarrollando, indicando: “no estoy de acuerdo con los sueldos que ganan los profesores que atienden la escuela; el día que un maestro de escuela gane más que un general, entonces se salvará México.

Fue bajo la presión ejercida por Francisco Villa al respecto lo que hizo posible  conceder  un aumento de 2 pesos a los maestros y de 8 al director, así como el que en la hacienda del revolucionario Francisco Villa proporcionaba el material escolar y en algunas ocasiones, muy esporádicas, recibían algunas cosas de la Secretaría de Educación Pública.

La educación que se ofrecía en dicha hacienda se basaba en la clásica tabla de materias de la primaria; se impartía una educación de organización completa, en la cual cada maestro tenía un grupo distinto.

No obstante ser Villa la autoridad máxima de la hacienda, permitía que la escuela funcionara libremente, asistiendo con frecuencia a las aulas, sentándose cerca de una ventana para observar las clases; le gustaban en especial las de canto y gimnasia.

En sus ratos libres conversaba con los maestros y al igual que éstos, manifestaba una seria preocupación por la desigualdad social, y la oportunidad por la que Francisco Villa conoció algo de la ideología socialista del siglo XIX, que se difundía en nuestro país.

Lo anterior deja en claro la visión de Villa para luchar por la justicia social; resaltando lo referente a la importancia de la Educación, como eje central para el desarrollo de los pueblos.

Finalmente diremos que la visión de Villa sigue vigente; pues en  la XXIV Cumbre Iberoamericana celebrada en nuestro país se acordó de parte de los participantes convertir a la educación, la innovación y la cultura en los pilares que aseguren el desarrollo y prosperidad de las 22 naciones que integran la región.

“La visión que tenías sobre mí, no la defraudare, eso me fortalece aún más, serás ese impulso para lograrlo”.

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