El verdadero San Andrés

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Por: Francisco Pérez Medina

En estos días de guardar -obligatorio por la pandemia- la mayoría de la población mexicana estaría celebrando el calendario litúrgico más importante del catolicismo: la muerte y resurrección de Jesús. La fe cristiana convoca a millones de mexicanos a conmemorar esta fecha recordando con solemnidad el momento en que sacrificó su vida muriendo en la cruz por los demás, dando la esperanza a su grey para una vida eterna.

Al igual que cristo, sólo dos de sus discípulos, murieron de la misma manera: Andrés y su hermano Pedro. El primero en una cruz con forma de X y, el segundo, en una invertida. Ambos fueron los primeros invitados por Jesús para seguirle en un apostolado que cambiaría la vida del mundo entero hasta nuestros días; Andrés, le presentó a su hermano Pedro y éste fue elegido para formar la iglesia católica y, el primero, la ortodoxa que conocemos hasta nuestros días.

Los hermanos apóstoles, fueron los primeros que vieron los milagros del Salvador de almas, en la mar de Galilea, al ser testigos de una pesca abundante donde no habían tenido ni un solo pez en días previos. Así, invitados por Jesús, dejaron esa pesca, para convertirse en pescadores de hombres. El resultado de su trabajo, en este mundo terrenal, es por demás decirlo: glorioso. El encargo que les hicieron de formar una religión basada en los principios y enseñanzas de Jesús es palpable y comprobable.

En nuestro país conocemos más a Pedro que su hermano y, también discípulo, Andrés. Y esto tiene su explicación en que fueron los españoles los que conquistaron este territorio, siendo los reyes “católicos”, el factor esencial para difundir e imponer la religión católica. Poco conocemos de la ortodoxa, más difundida hacia Europa del Este y, de manera preponderante, en Rusia. No bastaría este pequeño espacio de reflexión para compartir toda la vida y muerte de Andrés. Lo significativo es que, el sacrificio de sus vidas, siguen presente hasta nuestros días.  

Así, estimado lector, recordemos en estos días de prueba, las enseñanzas y preceptos que pueden convertirnos en mejores personas.

Salida

1.- Solo hay un santo con nombre de Andrés, el otro, el que se hace pasar por uno, es presidente. Sí lo que desea es predicar, debe seguir otro camino. El cargo para el que fue electo tiene otras funciones, entre ellas, resolver y liderar un país con preceptos de laicismo -y se dice de ideología de izquierda y liberal, ¿qué tal si no fueran así sus convicciones? -.

2.- Hay ya un rompimiento entre los empresarios -no los machuchones López dixit- sino los pequeños y medianos empresarios y el gobierno federal por la poca sensibilidad para entender sus peticiones. Si no hay quién pague impuestos, no habrá quien subsidie sus programas sociales. Esto es algo que ninguno de sus asesores se atreve a decirle a su jefe.

3.- El punto de inflexión en su popularidad ya no tiene retorno. La mayoría de la población desaprueba el estilo y su forma de gobierno. No lo digo yo, sino todas las encuestadoras que, con datos fríos, manifiestan el sentir de la población sobre su gobernante. No se espera un cambio, sino radicalización de sus acciones contra todo aquel que contradiga sus ideas; y no, no se trata de ver quién tiene razón, sino de aceptar que uno puede estar equivocado y modificar para mejorar. Ese es el camino para aprender; más cuando no se tiene esa disposición, pues simplemente no hay aprendizaje. ¿No lo cree así estimado lector?