EL PUEBLO BUENO, REGÓ EL TEPACHE

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Por José Díaz Madrigal

Por fin soltó la sopa, el jueves pasado López Obrador para descargó de su conciencia, sí es que tiene, se sinceró de modo espontáneo sin que nadie le preguntara, aquel asunto que se antoja ya viejo, acerca de la cancelación del Aeropuerto de Texcoco.Fue durante la inauguración de la nueva autopista, que llega desde el rumbo de Ecatepec hasta el Aeropuerto Felipe Ángeles; cuando confesó el siguiente episodio: estaba yo todavía en la etapa de presidente electo. Le pedí un dictamen a Alfonso Romo, a Carlos Urzúa y al ingeniero Javier Jiménez Espriú; los tres de confianza. Teníamos que resolver y les pedí que valoraran todo para que se decidiera sí continuamos con el Aeropuerto de Texcoco o se construía el Aeropuerto Felipe Ángeles. Me entregaron el dictamen una tarde, los tres coincidían que había que continuar con el Aeropuerto de Texcoco.Yéndonos unos meses atrás, hasta el trayecto de la campaña electoral que llevó a López a la presidencia, cada vez que éste tocaba el tema de la construcción del nuevo Aeropuerto de Texcoco por la administración de Peña Nieto, que dicho sea de paso, llevaba un buen porcentaje de avance. El candidato presidencial no perdía oportunidad para echar pestes contra esa magnífica obra de ingeniería. Se encargó de impulsar su propia idea, de puro corte populista, consistente en cancelar Texcoco para construir un aeropuerto comercial en Santa Lucía y que se quedara el aeropuerto capitalino tal como está.Las elecciones presidenciales se llevaron a cabo, ganando de calle a los otros competidores, con más del 50% de la votación. Ensoberbecido por la victoria, sólo para guardar formas y dando la apariencia de que tomaba en cuenta la opinión de sus cercanos colaboradores; fue que llamó a consultar a los tres personajes mencionados. El presidente no hace mención específica, sí el dictamen que les pidió fue de forma individual sin que los demás lo supieran o lo hizo en una reunión de grupo donde los tres estaban juntos.Como quiera que haya sido, el caso es que los tres especialistas, cada uno en su ramo, entregaron el dictamen favorable para que se continuara la construcción de Texcoco. Seguramente esa respuesta no le gustó y le pegó en lo más hondo de su vanidad, al no ver en el dictamen, lo que él quería ver y a pesar de que los tres coincidían en la misma respuesta, a  López, de repente se le iluminó su demagógica mente, copiando los usos chavistas. Tuvo la ocurrencia de someter ésta decisión a una consulta popular en todo el país, diciéndoles a sus colaboradores: yo sostengo que el pueblo es bueno y sabio, voy a poner éste tema a juicio de la gente. Y dio como resultado, que el pueblo bueno prefirió construir el Felipe Ángeles y cancelar Texcoco.La consulta resultó una farsa, un fingimiento de sondeo a la población. En lo que respecta a las mesas instaladas en Colima, tuvieron una pobre participación, además sin ningún control, así sucedió en el resto de la República; sin embargo eso fue la justificación para respaldar el capricho obradorista.Los tres personajes que consultó para el dictamen, renunciaron, no aguantaron las nangueras presidenciales. Hace casi un año que se puso en marcha el Felipe Ángeles y los pasajeros de aviones continúan sin quererlo; uno es por la lejanía y otro es por la falta de interconexión de más vuelos, lo que está resultando un aeropuerto que no es rentable y se tiene que estar manteniendo con subsidio.Por otro lado, la deuda que dejó la cancelación de Texcoco, tema que se consultó con el pueblo bueno, se va a seguir pagando hasta mediados de la década de los cuarenta del presente siglo. Pagando un aeropuerto que no se construyó.   “La opinión de 10,000 hombres no tiene ningún valor, sí ninguno de ellos sabe nada sobre el tema “   Marco Aurelio