El periodismo y la literatura

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Gaceta del Marqués

Por: José Luis Cobián León

Existe una gran razón de que la literatura y el periodismo deben ser como el tronco y la rama, deben estar unidos, nutrirnos de la lectura, tomar de ella el sustento que se requiere para transformarlo en el valioso alimento, que nos permita crecer o almacenar como fuente de energía para cuando se requiera, y poder hacer magia con las palabras, como aquello de “hoy amanecí tan textual que te comería a versos”.

Observando nuestro bello mar e inspirando en mis lecturas, me pareció ver surcando las aguas de Manzanillo al Marqués de Lantenac, aquel extraordinario personaje de la novela “Noventa y tres” del escritor Víctor María Hugo, quien escribió una novela histórica donde se mezclan la realidad y la ficción de la Revolución Francesa.

Es así que recordé cuando en cierta ocasión la nave los rebeldes  de la guerra civil llamados vendeanos, navegaban en medio de la tempestad frente a las costas de Bretaña, de repente un cañón se suelta del palanquín, mientras la nave escora por las turbulentas aguas, provocando que el cañón iniciara una carrera loca de estribor a babor.

Un valiente astillero -culpable de que el cañón no estuviera asegurado- con gran bravura se arroja con una cadena en la mano para sujetar a la bestia que casi lo aplasta y logra detenerla, salvando así la nave, la tripulación y la misión. Es entonces que el Marqués de Lantenac con una gloriosa ceremonia hace formar a toda la tripulación, honra al valiente, y tras retirar Lantenac de su vestimenta una de sus importantes condecoraciones, la coloca y lo abraza.

En la cubierta estallan los ¡hurras! Después el inquebrantable Lantenac, da a conocer que el responsable del error es el mismo valeroso y ordena que lo fusilen. Así de virtuoso, justo e incorruptible, era el marqués. Imagínese amable lector, que pasaría si el Márquez de Lantenac  atracara en uno de los puertos de nuestro bello México.

Víctor María Hugo, forma parte del libro “Hombres y mujeres célebres”, fue un escritor y poeta francés que llegó a grabar su nombre en el género humano, por su habilidad, ingenio y sensibilidad. Sufrió el encarcelamiento de su hijo Carlos, cuando este escribió un artículo en Francia, reprochando las aberrantes escenas de una ejecución, por lo que fue llevado al tribunal.

Víctor defendió a su hijo como todo verdadero padre, con altruismo inconcebible: “Si hay un culpable en este asunto soy yo y no mi hijo. Sí yo, porque durante un cuarto de siglo no he cesado de inculcarle el odio por la pena de muerte. Soy yo, repito, que nunca he dejado de defender la intangibilidad de la vida humana…” A pesar de su gran discurso, su hijo sufrió la pena de seis meses de prisión.

Víctor María Hugo es un gran referente para el género periodístico y literario, por ser un personaje que puso la pluma al servicio de los infelices que se hallaban bajo el peso de una sentencia de muerte, es aquí donde puedo citar a Carmen Aristegui, sobre la dificultad de las decisiones periodísticas que colocan al periodista en el dilema eterno de la ética, de lo que se vale y lo que no se vale, de las valoraciones sobre el interés público, de hasta donde llegar en la búsqueda de ofrecer información a los lectores y a las audiencias-

En un territorio donde no hay recetas, ni hay ley que valga, si no la condición y conducta ética del periodista y sobre todo un asunto que es totalmente subjetivo, el criterio. Pues tan abierta es la puerta que se puede decir que es absolutamente negativo que lo haga, como se puede decir que es absolutamente justificado que lo haga, ese es el criterio, ese es el ejercicio de la libertad y en la libertad cabe la pluralidad, la diversidad y se vale pensar que eso estuvo bien o que estuvo mal.

Por lo anterior, sé que existie un Víctor Hugo en mujeres y hombres del periodismo actual, que ponen su pluma al servicio de la gente, por medio de la ética y el criterio, el de informar con objetividad. Sin embargo, la inseguridad y el crimen que prevalece en cada rincón de nuestro país, dificulta y se debe tener cuidado al realizar esta actividad, porque si te encuentras cerca de la verdad, corres el peligro de pisar una mina y hacerla estallar. Finalmente como dijo alguna vez Paulo Coelho, en éste mundo en el que vivimos, robar el presente de su realidad es peligroso. Para que no quede nada en el tintero, [email protected])