EL GRAN ENGAÑO A LA DEMOCRACIA

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Democracia deliberativa

Por: Ángel Durán

Desde hace años, vemos cómo algunos diputados que llegaron a ocupar una curul en el congreso, se volvieron independientes por diferentes razones; pero esta tendencia se volvió una costumbre, altamente dañina para la democracia, desde la anterior y la actual legislatura se ha agudizado esta práctica; a pesar de que la sociedad vota por sus candidatos y candidatas y las hace llegar al Congreso para que las representen, éstos por diferentes razones cambian de partido como si nada, sin importar quién los eligió.

Podríamos decir en teoría, que un candidato que representa a su electorado, lo hace por vocación, por convicción, pero la realidad social, en nuestro país, no da para pensar esto, los partidos políticos le dan entrada a las personas como sus candidatos, pensando en su rentabilidad política y trabajan su imagen como producto mercadológico, ya que la única intención es ganar, pero hace falta que esta forma de actuar vaya también, acompañada de los ideales que están establecidos en sus documentos básicos y en sus idearios políticos a fin de que a los hombres y mujeres que los hagan candidatos, sean ellos y estén bien identificados con la doctrina partidaria y así de esta forma, podríamos evitar una descomposición de la representación social, una vez que lleguen a estar en la curul, es importante, que, los partidos políticos, lo tomen en cuenta, pero también para evitar un fraude a la democracia y una decepción social más a los partidos políticos, se debe reglamentar  con mayor rigor el respeto de los valores democráticos de representación política de los diputados y diputadas que ganan por voto popular.

Si bien es cierto que, no se puede mantener a nadie a la fuerza, cierto es, que esta práctica recurrente, en muchos de los casos, puede resultar hasta perversa, pues da la impresión, que ya no necesariamente se necesita ganar en las urnas, pues finalmente a través de estrategias u otro partido político o fuerza electoral, puede arrebatar a otro partido o a sus integrantes y lo peor del caso es, que, se pierde el objetivo primordial del derecho de voto, porque, el principio de democracia de voto libre y el de elección para votar por mi partido político o mi candidato, se ve frustrado. 

El engaño se da, porque determinado partido político o corriente ideológica, que coincide con alguna parte del electorado, éste lo elige, es lo que hace, que el ciudadano comparezca a las urnas el día de la jornada electoral, y vota por él, y también porque de esa manera, él está contribuyendo a que esa corriente política sea la que represente a la sociedad, pero resulta que aún ganando la mayoría de las curules y que lo correcto sería que la legislatura elegida mayoritariamente sus simpatizantes, tuviera una característica de comportamiento de acuerdo a la doctrina ideológica de sus documentos básicos, por eso, en las campañas, tanto el partido, como los candidatos, le dan publicidad a sus promesas de campaña, en atención a sus plataformas electorales y son compromisos que adquieren, esa es la oferta política y por eso tratan de convencer y persuadir al electorado; sin embargo, gran decepción se lleva el votante, una vez que se desarrolló el proceso electoral, que, sus candidatos cuando ocupan las curules, se vuelven independientes o se van a otras fracciones parlamentarias o partidos políticos diferentes y entonces, ¿dónde queda la voluntad popular? en ¿dónde queda el respeto al derecho de votar? ahí hay una descomposición que el Congreso tienen que solucionar, porque esto es un fraude a la democracia, esto es un fraude y un engaño al derecho de votar, es importante reflexionar, sobre este problema social, pues daña la democracia y lo que menos queremos, es seguir fomentando prácticas antidemocráticas que no coinciden con los principios de esta institución, que en vez de fortalecerla, más se debilita.

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