Por: Gerardo Palafox Munguía
En un colectivo tan grande y tan complejo como lo es nuestra sociedad, es imprescindible como herramienta de aprendizaje y expresión de las ideas la figura que conocemos como “Debate”.
Es el debate un episodio de comunicación, donde los involucrados exponen de manera compleja y con argumentos sólidos una imagen mental con una o más ideas concatenadas, es un acto donde los participantes manifiestan su postura y opinión sobre un tema en particular y un punto que por ese acto de ser controvertido pudiera pretender unificar más de un criterio desde luego con posturas sólidas y explicaciones sustentadas en la razón y el análisis profundo.
El debate no solo se da en un ámbito académico y político, realiza en cada ocasión que el individuo expresa su opinión y pretende con ella y con argumentos lógicos, fundados y razonados, convencer a alguien más de su postura o simplemente decir con claridad y coherencia sus ideas frente a otros.
Existen debates formales con formas y reglas dadas con anticipación y una serie de temas de interés y actualidad de que discutir y además existe una persona que actúa como un moderador quien concede la palabra y tiempo a los participantes y existen rondas y hasta jurados para calificar la actuación de cada individuo que debate.
Hay por otro lado debates libres, donde los tema son de actualidad no hay reglas ni se califica participación, ni un resultado concreto.
Finalmente la idea del debate es la expresión y sustento de la posición respeto y respuesta de un debatiente frente a sí mismo y frente a otra forma de pensar y percibir un tópico, con el respeto total de las ideas que, sean o no coincidentes y lleguen o no a un punto de convergencia se exterioricen en su participación.
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