Duc in Altum

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Por: Yosnel Alvarez Targarona*.

“Pues la sabiduría penetrará en tu mente y el saber se te hará atractivo”.  Prv 2,10

Querido Elpidio:

  Para poder comenzar a hablarte sobre lo que debes perfeccionar en tu lucha y búsqueda de elevar la dignidad humana es preciso que empiece recordándote que eres sólo tú quien puede elegir el camino perfecto para ganar esa gran batalla que es la de encontrar un orden en tu vida y en la vida de todos los hombres para poder ser cada vez más perfectamente Hijo de Dios. Elpidio, no he de comenzar por hablarte sino del despertar de la inteligencia, ¿O es que no recuerdas que gracias a ella fue que pudiste encontrar la verdad que buscan todos los hombres? Es sólo así mi querido Elpidio, retornando a la fuente, poniendo la inteligencia al servicio de la verdad, que tus luchas serán nobles, nunca te apartes de este camino pues ya muchos lo han hecho y han fracasado, de hecho, uno de tus principales enemigos, el comunismo, cometió este mismo error, Elpidio, jamás te separes de la verdad y la sabiduría que vienen  de Dios porque si realmente quieres caminar sobre las aguas en medio de tus tormentas lo primero y más necesario es que despiertes tu inteligencia y la fortalezcas. Para esto es necesario que seas valiente y pongas tu inteligencia al servicio de la verdad, sin querer poseerla, ni dominarla, ya que querer poseerla o dominarla es perderla, luego te daré alguno de los actos que puedes empezar a practicar desde ya para vencer al más débil de tus enemigos y al que con más prontitud has de vencer, pues a pesar de su debilidad es el que más daño te hace. Bien sabes ya que me refiero al comunismo y a todas las ideologías ateas, a toda la impiedad en general, la cual oscurece tu finalidad. ¿No es acaso gracias a tu inteligencia que pudiste conocer los males que te perturbaban? ¿No fue gracias a ella que encontraste los cimientos para poder luchar y defender a la dignidad humana? Elpidio, te repito una vez más, si quieres ganar en todas tus luchas tienes que ser inteligente, no puedes, ni siquiera por debilidad o por error cometer las mismas atrocidades y barbaridades que tus enemigos, pero para eso es necesario que permanezcas siempre en la luz, que permanezcas en el amor, porque si todo parte de ahí, del más puro, noble y primero de todos los sentimientos entonces todo lo que hagas perdurará por siempre y no correrá el riesgo de ser una farsa o peor aún de ser una respuesta desesperada y sin la más mínima visión del futuro a tus problemas; por eso Elpidio, es sumamente importante que estés siempre en vela, que estés siempre retornando a la fuente para que puedas vivir  “del” y “en” el amor. No tengas miedo de cuestionarte acerca de todo, no importa que parezcas uno de los párvulos que siempre tienen el “por qué” en sus labios porque es precisamente eso, la interrogación, lo que te permitirá avanzar en el ejercicio de despertar la inteligencia y es ahí donde verdaderamente se comienza por ser una persona humana, es donde se va descubriendo, desarrollando y elevando la dignidad de la persona humana por la que tanto has luchado siempre.

Elpidio, éstos son tiempos oscuros, oscuros porque ya nadie tiene luz, al menos la luz de Dios sino que todos tienen la extinguible llama del Maligno, nadie quiere ser reflejo de la luz de Dios ya todos tienen su inteligencia dormida en un sueño profundo. Elpidio, ya la gran mayoría se ha dejado de cuestionar y eso es lo que los hace como los animales o incluso se pudiera decir que se asemejan a los cadáveres ya que simplemente están en un lugar esperando la siguiente etapa de su descomposición. Por eso, es a ti y sólo a ti con la ayuda de Dios a quien le toca revivir a esos cadáveres a través del interrogación de las cosas y del despertar de la inteligencia. No es una tarea fácil, por eso Duc in Altum mi más querido amigo y permanece junto a Dios; ya verás cómo juntos resucitarán a los muertos y les darán nueva vida, una vida en el amor, una vida digna de una persona humana. 

*Prenovicio O. P. La Habana, Cuba.

Convento San Juan de Letrán # 258, calle 19 e/J e I, Vedado, Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba