Por: Jaime E. Medina
La sinergia verdadera de toda una nación, es el pueblo. Su poder decisivo enfoca y selecciona a quienes determinarán desde un puesto público los recursos de una entidad juntos con sus servicios.
Demokratia, así se le conoce desde un enfoque griego, el cual, seccionado, tenemos como resultado que DEMOS, quiere decir: Pueblo, y KRATOS, poder, que en conjunto estas dos palabras nos llevan como significado: El poder del pueblo.
Si la sociedad ejerce su democracia y sus derechos que le corresponden sin ningún ideal político y con una subjetividad plena y crítica, podemos decir que estamos avanzando a paso seguro en busca de un sistema de gobierno eficiente. La problemática grande y que ocasiona un cierto freno al sistema de gobierno, es el fanatismo partidista en el cual muchos se siente identificados, esto puedo ocasionar que no se ejerza un gobierno eficiente, y solamente, se forme una administración desinteresada y tradicional con muy poca eficiencia de cumplimiento y compromisos.
El pueblo es el pueblo ¿qué quiere decir con esto? En no tener demencia social y política, que recordemos y expongamos los incumplimiento de las administraciones estatales, municipales y diputaciones federales y locales; no nos quedemos solamente en ir a votar para elegir a nuestros representantes, sino también exigir, publicar y demandar los actos e ineptitudes de los distintos servidores públicos, ya que esos nos compete por obligación al momento de formar parte de una sociedad ya constituida, y no solo eso, además que los recursos que se administran son de nosotros mismos, la ciudadanía. Debemos de estar informados de todos nuestros contextos ( económicos, laborales, salud, obra, educación e inversión) para de esa forma determinar la garantía profesional y cumplimiento de obligaciones de cada uno de nuestros comisionados electos desde las urnas después de un proceso electoral. Por eso: ” si no opinas, no cuentas”. La opinión pública, es un poder determinante dentro de los quehaceres políticos. Es la voz de la gente, la supervisión objetiva del cumplimiento de los compromisos y obligaciones. Tener voz, es una representación democrática de la presencia del pueblo y su estabilidad ciudadana ante el analfabetismo político de algunos funcionarios y servidores públicos.
Nada más como pizca informativa. Los procesos electorales y su peculiar sistema de elección, no vienen directamente de la civilización griega, sino de los monjes en épocas de la Edad Media, donde los ellos mismos, por medio de un voto secreto, elegían a sus superiores, en donde gracias a ese procedimiento acababan con la autocracia, que era la autoelección o la herencia del poder. Los griegos, nada más determinaron la palabra “democracia” como ya se había mencionado anteriormente, en donde esta palabra apareció por primera vez descrita en el libro de Nicolás Maquiavelo, El Príncipe.
El destino democrático siempre ha estado a manos de todos nosotros, en donde damos forma como el barro a nuestro tipo de arte que queremos formar. Pero no permitamos que nuestra obra de arte decaiga y se mal forme, o sea, que nuestra democracia no agarre un rumbo de autoritaritarismo, despotismo, absolutismo, tiranía o simplemente, un sistema manipulador y controlador en donde las sociedades sientan el yugo opresor y punitivo de la oligarquía minoritaria e ineficiente. La balanza del destino del crecimiento como sociedad no está en unos cuántos sino de todos nosotros, se tiene que exigir, pero también se tiene que cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos, porque no solo es votar, sino poner nuestro granito de arena en el cumplimiento de las leyes que ya nos rigen como ciudadanos, sino también, apoyar y solidarizarnos en momentos de necesidades que nos afecten a todo nuestro sector social, hacer el bien, poner el ejemplo, luchar, demandar y obligar al cumplimiento de nuestro progreso en todos las matices que giran alrededor de todo el universo llamado estabilidad social y democrática.
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