DEL MERCADO AL AUDITORIO DE LA MADRID

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Por: Noé Guerra Pimentel

Era 1997 con la visita relámpago del expresidente Miguel de la Madrid Hurtado, homenajeado con la imposición de su nombre a este histórico inmueble, cuando por un lado el gobernador Carlos de la Madrid Virgen, por la parte cesionaria y por la beneficiaria el presidente municipal de Colima Arturo Velasco Villa, finalmente se incorporó el inmueble de la entonces conocida “antigua central de autobuses” al patrimonio del municipio capitalino con el Ayuntamiento 1995-1997, mismo que previa gestión de financiamiento lo había remodelado integralmente con equipamientos, accesos y oficinas, con lo que se le rescató de la dejadez a la que el edificio se sometió desde el 31 de agosto de 1990, al haber dejado de funcionar oficialmente como Central de Autobuses, tal cual operaba desde el 28 de octubre de 1965, cuando el gobernador Francisco Velasco Curiel, también recuperándolo del parcial uso y casi derrumbe, luego de las reparaciones y las adecuaciones correspondientes, lo entregó al pueblo de Colima. Vocación, la de terminal de autobuses, con la que funcionó por más de dos décadas hasta que el vecindario empezó a manifestarse en contra, dada la contaminación por ruido, humos y problemas de vialidad que ya se generaban afectando el centro de la ciudad, lo que obligó a construir otras sedes, una al oriente y otra al suroeste.

La del mercado, es una edificación del antepenúltimo periodo porfirista motivada por el traslado ahí, en 1900, de los locatarios de la plazuela del mercado, quienes hasta antes del extraño incendió que ese año redujo a cenizas sus modestas instalaciones se habían mantenido ahí (no obstante las constantes inundaciones del “río chiquito”, ahora embovedado bajo el jardín) y el repudio de la autoridad clerical además del acoso gubernamental, a espaldas de la catedral de Colima y del Palacio de Gobierno, espacio que, ya sin las vendimias, desde 1909 fue convertido en el jardín “Independencia” y del 25 de mayo de 1965 para acá renombrado como “Gregorio Torres Quintero”, motivo del centenario natalicio del ilustre pedagogo colimense. Fue a la muerte en 1902 del gobernador en funciones Francisco Santa Cruz Escobosa, cuando su sucesor, Enrique O. de la Madrid (1902-19011) inició la construcción del inmueble, primer edificio público levantado en Colima con una traza de vigas de hierro unidas por remaches como estructura, de acuerdo a la influencia arquitectónica afrancesada de aquel tiempo, trabajos que concluyeron con la inauguración que el propio gobernante encabezó el 15 de julio de 1907 imponiéndole oficialmente su apellido “por aclamación”, para quedar como el mercado de la “Madrid”, sitio novísimo, ideal para convertirse en la magnífica sede de la ideal “Gran Exposición Costeña” que hasta su final fracaso incansablemente promovió el gobernador (1911-1915) J. Trinidad Alamillo.

El de la “Madrid” nombre oficial del mercado hasta 1919, cuando con los cambios políticos derivados de la “revolución mexicana” pasó a ser oficializado como el mercado de la “Constitución”, nominación que mantuvo hasta después de la cristiada, cuando como resultado de los inducidos resabios contra los símbolos del gobierno y sin que fuera oficial, mucha gente lo reconoció como “el mercado grande”, así nada más; inmueble que paulatinamente fue abandonado para ser usado como baño y bodegas de los mismos locatarios ya que, según, “vendían más afuera”.

Finalmente, solo referir que ante el indiscutible fundamento histórico ese tipo de inmuebles están protegidos para ser de todos siendo la autoridad municipal, para este caso, la obligada de su permanente mantenimiento, pero sujeta siempre a la normatividad, leyes y reglamentos. Al respecto, con entre guiones míos, cito un comentario publicado el sábado pasado en Facebook por mi contacto el doctor Abraham Elías -López-, quien dando respuesta a una pregunta de otro contacto, explica: “Existen leyes y reglamentos como el de imagen urbana para la zona centro de la ciudad de Colima 2012 y el Catálogo de imagen Urbana del Centro Histórico de Colima 2017, publicado en el periódico oficial del Estado, entre otras -que- rigen los colores -paleta- que se deben aplicar a los monumentos -que-, dicho sea de paso, son los que dan identidad a los pueblos (caso Tlacotalpan, Coyoacán, Tlalpan, etc.), estos se obtienen mediante calas y estudios de laboratorio a los muros históricos…” -agrego otro apunte de él mismo bajo renglones-: “El antiguo mercado es un edifico histórico con numero de clave 060020010341 del catálogo nacional de monumentos históricos inmuebles del Estado de Colima. Entonces el punto en discusión es que el Ayuntamiento -de Colima- no solicitó permiso oficial -y si lo hizo no lo tiene- para dicha intervención, pero efectivamente todos estamos de acuerdo en que el centro histórico se revitalice, pero de manera -integral- legal y transparente”.