Carlos García Lemus|COLIMANOTICIAS
Colima.- De pena, de mucha pena, resultó la actuación de algunos de los candidatos a la gubernatura de Colima en el debate organizado por el Instituto Electoral del Estado, celebrado el jueves 14 de mayo en el auditorio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Colima.
Lo que se presentó como un ejercicio democrático para que los electores colimenses conocieran más sobre los ocho aspirantes a la gubernatura (una mujer y siete hombres) y para que estos expusieran sus propuestas y trataran de convencer a los colimenses para que les otorguen su voto el próximo 7 de junio, terminó en un bochornoso espectáculo de uno de los abanderados que confundió ese espacio con un ring de lucha libre y se mostró ante los espectadores como un hombre en el que definitivamente no se puede confiar, dicharachero, agresivo y por momentos hasta desequilibrado.
De entrada, el IEE volvió a maltratar a los medios de comunicación, impidiéndoles la entrada al recinto en el que se desarrolló el evento y confinándolos en una sala adjunta, con lo cual se les negó la posibilidad de alimentar sus crónicas
noticiosas con datos sobre el entorno en el que se desarrolló el debate. Sólo les permitió observar la imagen (mala por cierto), que el propio Instituto Electoral generó.
La presidenta del IEE, Felicitas Valladares Anguiano, sigue sin entender el papel de los medios de comunicación y mantiene una postura cerrada de bloquear lo más posible el trabajo de periodistas y reporteros, atentando contra el derecho a la información de los colimenses.
LOS CANDIDATOS
No entraremos aquí a lo que propiamente se dijo en este ejercicio, que más que debate fue una presentación de candidatos, de algunas propuestas y de una serie de descalificaciones y ataques, que en realidad tampoco tuvieron el impacto esperado.
Nada nuevo se dijo en este intento de debate. Lo que sí logró es que los electores conocieran un poco más de cada uno de ellos y observara como, lamentablemente, varios no tienen la capacidad para gobernar el estado de Colima, o al menos no lo demostraron en esas dos horas 42 minutos que duró el evento.
Si nos vamos en el orden de la presentación, veremos en primer lugar que el candidato del Partido Encuentro Social, Gerardo Galván Pinto, deja mucho que desear.
Sus intervenciones fueron deslucidas. Cuando aparecía en pantalla, era el momento ideal para que los televidentes o radioescuchas del debate se pararan para ir al baño o por la
botana, pues al tratarse de un evento tan largo, esa era la oportunidad para hacerlo. De nada importante se perdían si no escuchaban a este candidato, así de simple.
Cuando más llamó la atención, fue cuando comparó a La Figura Obscena, de José Luis Cuevas, con una mujer en posición de hacer del baño, lo que quiso ligar con el problema grave de ataques sexuales a las féminas.
El segundo en presentarse, fue el panista Jorge Luis Preciado, quien dejó ir la gran oportunidad de mostrarse como un político serio con tamaños de estadista y se dedicó a atacar al candidato del PRI, pero sin fuerza ni argumentos sólidos que desbalancearan a Nacho Peralta.
Se perdió en ataques a otros priistas, le dedicó algún insulto al candidato de MC Leoncio Morán (a quien veladamente llamó puerco) y finalmente se perdió detrás de una máscara.
La candidata del PRD Martha Zepeda lució nerviosa, se contagió de los errores de otros y en un momento dado aceptó que se había confundido, cuando al estilo del personaje del Chapulín Colorado, de Chespirito, fue incapaz de decir correctamente el dicho de que “a palabras necias oídos sordos”, intentó hacerlo, pero al no lograrlo dijo que ya se había confundido, sólo le faltó decir: bueno, la idea es esa, como el personaje televiso mencionado.
Si bien Martha Zepeda pudo presentar algunas propuestas, no logró mostrarse como una persona segura y los nervios la traicionaron en todo el debate.
El siguiente en presentarse fue el candidato del PRI-PANAL-PVEM, José Ignacio Peralta Sánchez, quien tampoco presentó nada nuevo.
Hizo un recuento de sus propuestas en el orden establecido y dedicó algunos segundos a responder los ataques que a dos fuegos le enviaban Jorge Luis Preciado y Leoncio Morán.
Sin embargo, hay que insistir que esos ataques en ningún momento desestabilizaron al candidato priista, quien con el correr del debate se fue mostrando cada vez más sólido y confiado.
Se dio incluso tiempo para atacar al candidato albiazul a quien llamó mentiroso y que representa lo peor de la política.
El candidato del PT David Munro tuvo la virtud de no engancharse en ese juego de descalificaciones y aprovechó el momento para presentar sus propuestas.
Fue una participación quizás discreta, pero sólida y cumplió con el objetivo de presentarse como una opción diferente para todos aquellos colimenses que no lo conocían. Salió, por decirlo de algún modo, bien librado de este ejercicio democrático.
El siguiente fue el candidato del Partido Humanista, Carlos Barbazán quien se presentó como un ciudadano que tiene ganas de cambiar Colima.
Pero se mostró también como un hombre despistado e inseguro. Sin proponérselo fue quien arrancó las risas de los asistentes al debate y de los periodistas que estaban en la sala adjunta, cuando según sus propias palabras “se hizo bolas” y perdió la brújula sobre el tema que se estaba tratando.
Las hojas donde traía su discurso o sus ideas, se le traspapelaron y, literalmente, hubo un momento en que no sabía de lo que estaba hablando.
En su oportunidad el general Francisco Gallardo Rodríguez, candidato de Morena, (único que no vistió formal en el evento), se mostró muy nervioso y con serias dificultades para leer lo que tenía escrito en las hojas que se acercaba mucho al rostro.
De algún modo Gallardo Rodríguez decepcionó, no sólo por su mala lectura, sino por la falta de temple y personalidad que todos podríamos pensar propia de un ex general del Ejército Mexicano. Tibio, inseguro y con ideas poco claras, el general Gallardo nada positivo transmitió a los electores.
El último en presentarse fue el candidato de MC, Leoncio Morán, quien logró plantear algunas propuestas y hablar de su experiencia como autoridad, pero se perdió en ataques contra Nacho Peralta y se le notó molesto cuando contestó algunos ataques de su ex compañero de partido Jorge Luis Preciado.
LLEGÓ BLUE DEMON
Así transcurrió este deslucido debate, entre ataques tibios y propuestas que los candidatos han presentado a lo largo de la campaña.
Nada nuevo, nada impactante, todo en un nivel muy bajo. Como que todos los candidatos esperaban con enfado sus turnos para desarrollar el tema o la réplica y ceder el turno.
El punto de quiebre llegó en las conclusiones, donde todos hicieron algo similar a la presentación, hasta que llegó el momento del candidato del PAN, Jorge Luis Preciado, quien mostró que sigue siendo un político sin seriedad.
A quienes lo conocemos de muchos años, no nos sorprendió la actuación de Jorge Luis.
Cuando sacó la máscara y primero la mostró diciendo que ese era como un estandarte que usaba durante toda su campaña, algún periodista en la sala de prensa dijo:
-Sólo falta que se la ponga;
Algunos otros pensamos
-Claro que se la va a poner, pero no nos dio tiempo de expresarlo, cuando vino la transformación de quien dice venir “Desde abajo con trabajo”. Ya enmascarado se envalentonó para subir el tono de voz hasta prácticamente gritar que a pesar de que parezca imposible, él será el próximo gobernador del estado de Colima.
Quiso ser gracioso, pero fue todo menos eso. En realidad fue un acto ridículo que en segundos derrumbó todo lo que Jorge Luis haya podido avanzar, no sólo en lo que iba del debate, sino en la campaña misma.
Lo dicho, a quienes conocemos a Jorge Luis no nos sorprende tanto este tipo de desvaríos. Lo hemos visto hacer declaraciones sin sustento, aventar, en pleno berrinche, una urna de vidrio en una sesión del Congreso del Estado, cuando los votos fueron contrarios a lo que él quería. En esa ocasión, imprudentemente lesionó un ojo del entonces diputado priista Francisco Ánzar.
Está también su famosa frase de campaña: “me amarraron como a un puerco” y muchas otras más. En el mismo debate había llamado de esa forma a su adversario Leoncio Morán.
A pesar de todo, muchos pensaban que al llegar a la coordinación de la fracción del PAN del Senado de la República, donde abordó temas tan importantes como la negociación de las reformas estructurales, Jorge Luis habría madurado aunque fuera un poco y sería un hombre y un político más serio.
Es decir, que el estar en las grandes ligas de la política nacional algo le habría dejado de madurez y prudencia, pero no fue así. Ahora se entiende por qué cuando fue designado coordinador, la senadora de Michoacán, hoy candidata a gobernadora María Luisa Calderón preguntó en twiter ”¿es broma verdad”.
Jorge Luis sigue siendo el mismo. En el cierre del debate el panista volvió a mostrarse como un político en el que no se puede confiar. En un hombre que no sabe distinguir la seriedad de un evento y, en segundos, avienta por la borda todo el esfuerzo no sólo personal, sino de cientos de colaboradores y miles de simpatizantes que seguramente con asombro y pena veían a su candidato exaltado vociferando y amenazando, como si en realidad estuviera sobre un ring.
Por momentos parecía que Preciado se había “comido” al auténtico Blue Demon, o al menos así se sentía él y gritaba que si aguantó 22 días viviendo debajo de un puente en Estados Unidos, comiendo lo que encontraba en la basura, y si había sufrido tanto desde niño al cruzar el desierto de Arizona, nada podía impedir que sea el próximo gobernador de Colima.
Visiblemente alterado, como si estuviera arriba del ring en una lucha épica contra El Santo o Mil Máscaras, Jorge Luis dijo: ”de ahí vengo yo, desde mero abajo, Yo cruce ese desierto para ser diputado local. Yo salí de aquella cajuela para ser diputado federal. Yo salí de aquella vecindad en Fátima para ser senador de la República y hoy les digo que yo vengo de vivir debajo de aquel puente en Reno Nevada, para ser el próximo gobernador del estado”.
Digno de un análisis psicológico es el hecho de ver cómo en esos segundos cambió la personalidad, el lenguaje corporal y el tono de voz del candidato. Extasiado gritaba amenazante contra sus interlocutores.
Sólo le faltó lanzarse de la tercera cuerda, aplicarle un martinete a Leoncio Morán, (que es al que tenía más cerca) o lanzarse sobre Nacho Peralta para someterlo con la quebradora.
La reacción de Nacho Peralta, fue sencilla; le dijo que era lamentable era presenciar esas payasadas, mientras que la perredista Martha Zepeda tampoco lo podía creer y sólo atinó a pedir disculpas al auditorio del debate por la actuación de Jorge Luis.
Siguiendo con la farándula, el circo y la comedia, a Martha Zepeda sólo le faltó pedir una disculpa a nombre de…. Todos los candidatos del mundo.
Ese fue el colofón de este debate, donde sin duda, el gran perdedor fue Jorge Luis Preciado. Y lo fue simple y sencillamente porque al ponerse la máscara se acabó solo. En segundos perdió toda credibilidad y respeto. Es el gran perdedor, sobre todo, porque dejó ir la gran oportunidad de presentarse como un político serio y maduro, con propuestas claras y con una visión de estadista, que es lo que los colimenses esperan de su próximo gobernador.
Se imagina usted a un gobernador que tenga alguna reunión importante con el presidente de la República o con algún secretario de Estado y si en la negociación las cosas no salen como las espera, se ponga la máscara de Blue Demon, se transforme y de cualquier modo los someta para que cumplan sus caprichos.
Por cierto, circula en las redes sociales un meme del gabinete de Jorge Luis Preciado, integrado por reconocidos luchadores profesionales de la triple A.