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México.- Cada día sentimos emociones de todo tipo, las cuales repercuten directamente sobre nuestra rutina y nuestro entorno. Si estas emociones, a menudo, son negativas, pueden llegar a afectar nuestro organismo, generando malestares e incluso enfermedades crónicas.
Aunque parezca mentira, las emociones están ligadas a distintos órganos del cuerpo, y así como la tristeza afecta a los pulmones y el miedo a los riñones, la ira ataca al hígado.
Hay personas sensibles que sienten opresión en el pecho o incluso un ardor, lo cual, posiblemente, se deba a ira reprimida. Emoción que poco a poco va afectando a nuestro hígado, causando un bloqueo de energía que le impide realizar su función eficientemente.
Asimismo, existen otras emociones negativas que se pueden englobar en esta misma categoría, pues también deterioran nuestro cuerpo:
Frustración.
Ansiedad.
Amargura.
Resentimiento.
Cómo detectarlo:
Algunas de las molestias o trastornos relacionados con el hígado y, por lo tanto, con la ira reprimida son:
Mala digestión de las grasas.
Insomnio entre la 1 y las 3 de la madrugada.
Dolor bajo las costillas del lado derecho o, a la misma altura, en el lado derecho de la espalda.
Problemas de vista.
Patas de gallo.
Color amarillento de la piel.
Manchas oscuras en el rostro.
Es importante estar alerta de la personalidad y los malos hábitos de nuestros amigos y familiares, a fin de no copiarlos y ayudar a estos a corregirlos.
Debemos aprender a detectar nuestras reacciones emocionales, así como las situaciones que las provocan, y aunque la ira reprimida es difícil de descubrir, podemos comenzar por escuchar la opinión que otros tienen de nosotros. De esa forma estaríamos aceptando el problema, y al cambiarlo, evitaremos que se convierta en un punto débil para nuestra salud.
Fuente: EME DE MUJER