Por José Díaz Madrigal
Desde que se creó la frontera México-Estados Unidos, con la firma del tratado de paz Guadalupe-Hidalgo (llamado así por haberse firmado en la entonces Villa de Guadalupe, que era un suburbio de la ciudad de México) después de la infame guerra que hicieron los Estados Unidos, contra México en el año de 1848. El ejército vencedor, bota en cuello del perdedor; de hecho pusieron las condiciones para suscribir dicho tratado.
A partir del año mencionado, se modificó varias ocasiones en algunas partes ese tratado. Hasta llegar al año de 1944 que entró en vigor la última modificación, concretamente en el capítulo relacionado con el agua; nombrado Tratado de Aguas de 1944, que es el que funciona en la actualidad. En este se establece la asignación de las aguas de los ríos: Tijuana, Colorado y Bravo.
Bienvenido al estado grande, está escrito en un espectacular en la autopista; justo en el límite para entrar a Chihuahua. Esta norteña parte de México, es un lugar de gente trabajadora, que ha transformado una región semidesertica; en un próspero productor de granos y ganado.
El conflicto por el agua en Chihuahua, que se ha desarrollado últimamente; tiene una característica importante, ha llovido menos. De tal manera los agricultores que dependen del agua almacenada en las presas del estado, principalmente la que se conoce como La Boquilla; están preocupados por la extracción del vital líquido, para pagar un compromiso de miles de litros de agua con los Estados Unidos; este compromiso está asentado en el tratado de 1944.
Desde que se firmó el tratado en el año referido, se había estado cumpliendo de una forma aceptable con la cuota de agua asignada por parte de México; para el mencionado compromiso.
Por causa de las menores precipitaciones pluviales, no se han producido los escurrimientos subterráneos ni tampoco se han derramado las demasías, de cuando las presas se están desbordando; que es con lo que se paga la cuota para cumplir el acuerdo.
El monitoreo de sequía de la Conagua, muestra que Chihuahua es el estado más afectado por condiciones de sequía extrema en el país.
No habiendo los excedentes de agua, precisamente debido a un temporal de lluvias fallido. El mismo tratado prevee una situación de esta índole. En uno de los artículos, en específico el 4; dice en referencia al agua que le toca recibir a los Estados Unidos: en caso de una sequía, o de que los ríos mexicanos tengan dificultad para dejar escurrir la cantidad de líquido necesario para cubrir la cuota anual; los faltantes que existieran, se repondrán en el ciclo siguiente.
Resulta bastante justificada la intranquilidad de aproximadamente cinco mil productores, de esa parte sur de Chihuahua que riegan tan solo con una de las presas, La Boquilla, 75 000 hectáreas. Para darnos una idea del tamaño, poco le falta para ser dos veces las tierras de riego del estado de Colima.
Para tener un ejemplo de comparación, es lo mismo que todos los agricultores de tierras de regadío del estado de Colima y parte de Jalisco, se quedaran sin agua para sus cultivos. Así de grande es el problema de Chihuahua.
Es una canallada lo que está haciendo el rey de las mentiras -López Obrador- cuando menciona en sus mañaneras, que ha habido muchísimas reuniones acerca de este asunto en la Secretaría de Gobernación; los líderes campesinos y el propio gobernador Corral, públicamente lo están desmintiendo.
El soberano mentiroso, lo que trata es de golpear políticamente al gobernante y al congreso de ese estado que no le son afines. Más no sabe cual es el talante de los chihuahuenses. Puesto que está cometiendo un grave crimen, al pretender dejar a miles de familias sin trabajo en el campo. Ya le dieron una probadita de lo que es capaz, la gente unida, corrieron por la fuerza a la Guardia Nacional.
Torpemente insiste en pagar el faltante de agua que se le debe a los Estados Unidos, cuando el mismo tratado admite que se puede pagar en el siguiente ciclo de lluvias; sin poner en riesgo el campo del lado mexicano.
Además sí en verdad se preocupara por los productores de México, debería proponer que se revisara un tratado muy viejo y, ajustarlo a la realidad y circunstancias actuales. En cuanto llegó Trump a la presidencia de su país, ordenó que se examinara el tratado de libre comercio, para adecuarlo a los nuevos tiempos después de 24 años de vigencia. Del mismo modo López Obrador, puede hacer lo mismo, que revise un tratado de aguas binacionales de 76 años de antigüedad.
En cierta ocasión Manuel Clouthier “Maquio” dijo: necesitamos chihuahuanizar a México, México despierta.
Es urgente solidarizarnos con Chihuahua. En el fuerte temblor de Colima del año 2003, el estado de Chihuahua fue el que más nos echó la mano, amor con amor se paga. Un pueblo agradecido, tiene que devolver el favor.
Que Colima haga punta y públicamente apoyemos a Chihuahua.