ADULANDO AL FUTBOL
Por: Jorge Martínez
Nos queda claro que el fútbol es un juego con reglas, normas y valores que lo constituyen como tal y de igual modo se nutre de leyes, preceptos y criterios colectivos e individuales que todos los involucrados (directiva, cuerpo técnico, jugadores (as), afición y medios de comunicación avalan previo, durante y después de cada juego y/o campeonato.
Sabemos del mismo modo, sobre el hilo tan delgado del cual pende nuestro arbitraje mexicano durante las 17 jornadas semestre tras semestre y en ese tenor, casi siempre hay vulnerabilidad no solo para uno sino para todos los involucrados, principalmente los opuestos (uno-dos y penúltimo y último), ni hablar cuando se trata o se disputa un torneo donde se define un descenso.
Es complicado definir o calificar por medio de números, si un torneo fue afable o injusto para un club pues resulta que ¡jugaste como nunca y perdiste como siempre!… pero la costumbre es adicta al éxito o al fracaso, es decir, hay quienes siguen esperando con ansias una evolución satisfactoria con la fe de coronarse después de lustros y décadas, otros conformistas se enorgullecen por la cantidad de puntos y goles obtenidos a pesar de la frustración y algunos más, dejan para el último suspiro su dignidad, sangre, orgullo y vergüenza deportiva esperando el milagro de salvar su indigna temporada.
Pudiéramos preponderar la incongruencia, caso del futbolista colombiano Dorlan Pabón, que con 10 dianas logró coronarse como campeón de goleo convirtiéndose en la gran figura del Club Monterrey, sin embargo en la realidad los de la pandilla son sinónimo de apocamiento y decepción.
Del mismo modo destacar la congruencia, pues de los 8 clasificados a disputar el título solo cinco (Tigres, Chivas, América, Pachuca y Santos) lograron calificar en las tres categorías (Sub-17, Sub-20 y la LIGA Bancomer MX), es decir, el trabajo es equitativamente exitoso.
El Torneo Clausura 2015 destelló algunas “llamaradas de petate” pregúntenle a Tijuana, quien concluyera el presente certamen como la delantera más productiva (30 goles), además que en la jornada 12 era superlíder y de manera inédita está de vacaciones. Otras situaciones lógicas nos indican los erráticos 13 goles que convirtieron los Leones Negros y al final están descendidos.
Y sin importar lo voluble que en ocasiones resulta el análisis periodístico y los factores como: gustos, placeres, satisfacciones, complacencias, caprichos y voluntades, al final para una institución todo es pragmático, simple y contundente de acuerdo a sus compromisos, deseos, obligaciones y expectativas, es decir, algunos se obligan a ganar, jugar bien, sumar y calificar; otros persiguen salvarse, cumplir con los patrocinadores y quedar en números azules; otros más se dedican exclusivamente a sobrevaluar jugadores y venderlos al mejor postor; un sector más serio concursa para mantenerse en la cima de la porcentual, calificar a la liguilla y coronarse en cualquier competencia; ya ni hablar de los sobrevivientes de recuerdos, que por acomodar en el banquillo a una ex figura o figurín encatrinado, piensan que harán el milagro para estampar una estrella.
Con el descenso de la U.D.G, la ausencia de Cruz Azul y Pumas, la salvación “momentánea” de Guadalajara respecto a lo que viene en el Apertura 2015 y la aparición de Veracruz y Querétaro como aspirantes al título, me queda clara esta volubilidad y no seriedad de algunas instituciones, que media vida se la pasan como espectadores y la otra mitad exigiendo un reconocimiento, el cual se vuelve en un objeto de trueque en la medida en que el aficionado objetiviza la realidad mediante el mundo cibernético: imágenes, redes sociales, textos y juicios aislados de los borregos permanentes.
No olvidemos que el fútbol es una forma de jugarse la vida, el respeto y la existencia… El fútbol es un juego de cuerpo y alma, en el cual los directivos ya no deben aislarse de sus aficiones y escucharlas más a menudo para encontrar el éxito.
¡Sin que nos gane el sentimiento, hasta la próxima!…
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