Ciencia y Futuro: Mitos y realidades del precio de la gasolina

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Por Dr. Juan González García

Universidad de Colima CGIC-DGDC

En los últimos días, se ha desatado un debate en México, respecto al precio interno de la gasolina, ya sea Magna (13.57 pesos u 0.80 centavos de dólar, por litro) o Premium (14.38 u 0.85 centavos de dólar por litro). En efecto, desde finales de 2014 y sobre todo 2015, la mayoría de las personas considera que el precio del litro de gasolina, se debería determinar por el libre juego de la oferta y la demanda, particularmente, cuando el precio internacional del barril del petróleo crudo, insumo principal de la elaboración de la gasolina, se ha mantenido por debajo de 50 dólares y muy probablemente, continúe con ese nivel, en los próximos años.

Los argumentos, plantean que no hay razón económica de fondo, para mantener los precios bajo control del gobierno (Secretaría de Hacienda y Crédito Público), ya que se cree que, no sólo los precios del petróleo se mantendrán bajos en los años subsiguientes sino también de las gasolinas. Se dice que el gobierno debe ya dejar de actuar como un poder monopólico, al ser el único oferente del bien y permitir la competencia en la venta del bien, por los particulares, lo que significa que éstos, importen el bien del exterior, a los precios vigentes en el mercado internacional.

Ante la insistencia pública, la misma SHCP y el gobierno federal (poder ejecutivo), han considerado seriamente adelantar la liberalización del precio del bien, a partir de enero de 2016, previo a lo establecido en la reforma energética, que preveía 2018 como el año cero, para el inicio de la apertura del sector energético y su consecuente impacto en el precio de la gasolina. Como es muy probable que en efecto, se lleve a cabo la liberalización del precio de la gasolina en enero de 2016, habría que pensar en las posibles implicaciones, ya que no se puede afirmar de manera contundente que sólo tendrá un solo tipo de impacto ni tampoco a qué sector o sectores de la población afectará, ya sea positiva o negativamente.

En principio, habría que empezar por decir que los precios de las gasolinas en la escala internacional, no siempre se han mantenido bajos; que estos son cíclicos y que una vez que se reanime el crecimiento económico internacional, muy probablemente los precios podrían retomar su trayectoria histórica. En segundo lugar, que no hay un único precio internacional de referencia, pues no existe un mercado internacional unificado en torno al precio de la gasolina. Por el contrario, de acuerdo a las bases de datos del Banco Mundial, sobre el precio internacional de la gasolina convertido a dólares americanos (http://datos.bancomundial.org/indicador/EP.PMP.SGAS.CD) en 2014 había países como Bahréin, Kuwait, Qatar o Vietnam, en dónde prácticamente tiene un costo simbólico (0.2 dólares) o Venezuela, dónde prácticamente se regala (0.02 dólares ) y países como Bélgica, Grecia, Alemania, Dinamarca, Noruega, o Irlanda, donde oscila alrededor de los 2.0 dólares. Otros como Hong Kong, Italia, Países bajos o Turkmenistán, donde su nivel, está cercano a los 2.20 dólares.

Obviamente, el precio que se espera se tome como referencia, es el de Estados Unidos, cuyo nivel oscila en alrededor de los 0.75 de dólar, con mínimos de 0.50 y 0.70, dependiendo del lugar de la frontera donde se adquiera. En términos promedio, el valor de 0.72 dólares este sería el precio que esperaría prevaleciera, para la mayoría de quienes esperan la liberalización. Como se puede observar, realmente no es una gran diferencia, en relación con el precio prevaleciente al tipo de cambio oficial (Banco de México) de mediados de septiembre de 2015.

Por otra parte, de darse, obviamente que dicha liberalización será gradual y no surtirá un efecto inmediato en el corto plazo. Y si bien, el gobierno dejará de percibir ingresos monopólicos por el alto precio con que la vende en la actualidad, ya no tendrá el compromiso político de subsidios (generalmente regresivos) cuando los precios tanto del barril del petróleo como de las gasolinas, se incrementen. Esta sería la gran incógnita a resolver, ¿Qué harán los consumidores cuándo el precio de la gasolina se incremente? Quizá, muy probablemente se vuelva a pedir precios controlados, solo que el momento político, quizá ya no sería el adecuado para revertir la decisión. Pero, obviamente, lo anterior es mera especulación de algo que aún no es o pasa.

En el corto plazo (cero a doce meses) del mundo real, de la economía del día a día, habrá que determinar cuál será el precio de apertura en enero de 2016 y ver su impacto diferenciado en la economía. Esto es, si los menores precios se traducen en menores costos de producción de la industria, agricultura y sector servicios, (transporte) es posible que si haya beneficios inmediatos para la población. Podría quizá presentarse un efecto deflacionario, quizá temporal, que beneficiaría, en principio, a los consumidores de servicios de transporte y de insumos y materias primas que tienen entre sus costos; también se verían beneficiados los propietarios de autos particulares y quizá las agencias y distribuidores de autos. El gobierno, vería recompensado su menor ingreso por el precio monopólico, si se da un incremento en el consumo de las gasolinas, ya que, continuaría con el impuesto al consumo de este bien. En general, una reducción del precios de la gasolina o gasolinas, haría más competitiva a la economía y eso, podría traducirse en un mayor crecimiento del PIB. En este sentido, el efecto global, sería positivo.

Sin embargo y no descartando el otro lado de la moneda. También es posible que, ante la recuperación de la economía internacional y el uso de energía tradicional que esta implica, los precios del petróleo y de las gasolinas puedan incrementarse. Dependiendo del nivel que alcanzaran los precios internos, basados en los precios de Estados Unidos (que seguiría siendo nuestro referente) podría generarse un efecto adverso al descrito en el párrafo anterior. Mayores costos en la producción de bienes y servicios, que se traducirían en incremento generalizado, tal vez también temporal, del nivel general de precios relativos.

Como se puede observar, derivado de este elemental escrito, aún hay mucho que conocer y analizar de la decisión que está por tomarse en México, para adelantar la liberalización de los precios de las gasolinas. No obstante lo anterior, algo que sí se puede adelantar es que, quiénes en última instancia lo resentirán, además de las unidades económicas, serán las personas y el medio ambiente, el cual, en el corto plazo, puede ver afectados los logros, así

sea mínimos, que se ha tenido en la lucha contra el cambio climático, al ser el bióxido de carbono, el principal gas que le afecta aunado al esperado incremento del consumo del bien, ante la reducción del precio.