CIENCIA Y FUTURO

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¡Ay, qué caro!

Dr. Alfredo Aranda Fernández, Coordinador General de Investigación Científica   

De seguro han escuchado frases como “Ay, habiendo tanta hambre en el mundo y estos mandando naves a la Luna, ¡qué egoístas!” o como esta “a ver, si saben tanto por qué no curan el cáncer, o el sida, o la diabetes, o ….”

“Deberían de resolver problemas de verdad, como el de que nuestro país tiene mucha agua en ciertos lugares y se están muriendo de sed en otros.”

“¿Para qué gastan tanto dinero en esos aparatotes – que ni sé pa’ qué sirven – mientras hay tanta pobreza en el mundo?”

“Uy sí, andan tomando fotos de Plutón, que está en un lugar al que nunca vamos a ir, y ni se preocupan por lo problemas que sí nos afectan aquí, en este hermoso y lastimado planeta.” Etcétera.

Sí, los científicos somos extremadamente egoístas y no nos importa nada ni nadie, solo queremos despilfarrar recursos persiguiendo nuestras extravagancias y nuestros caprichos intelectuales. Somos despreciables.

¿Pruebas de ello? ¿Necesitan pruebas? Muy bien, aquí van algunos datos (aproximados y obtenidos preguntando en Google) que quizá nos ayuden a ver que mientras la sociedad sufre y las personas buscan cómo sobrevivir y salvar a los demás, los científicos nos dedicamos a nuestros caprichos en nuestra esfera de cristal:

En México existen aproximadamente siete millones de fumadores. En promedio cada uno de ellos consume seis cigarrillos al día, lo que equivale a más o menos $400.00 pesos al mes o $4,800.00 al año, es decir $33,600,000,000.00 de pesos en total. Tomando el dólar a $16.00 nos da $2,100,000,000 de dólares o lo que los gringos llaman 2.1 “billones” de dólares (nosotros usamos la otra convención en que un billón es un millón de millones, pero aquí me referiré solo al billón gringo). Esto solo en México, en el mundo existen muchos más fumadores y en algunos lugares los cigarros son más caros.

La fortuna de Carlos Slim está estimada en los 79,600 millones de dólares o 79.6 billones de dólares. El presupuesto de CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) es de alrededor de 88 mil millones de pesos (aproximadamente 5.5 billones de dólares). El presupuesto anual de los gringos para investigación y desarrollo es de alrededor de 70 billones de dólares.

Ahora algunos costos de nuestros caprichos: el acelerador conocido como LHC (Large Hadron Collider) tuvo un costo total (ejercido durante casi 12 años) de 4 billones de dólares. El costo anual para la operatividad y funcionamiento del LHC es de alrededor de un billón de dólares. ¡Slim podría tener su propio LHC! (de hecho hay más de 50 billonarios que podrían, y el LHC es un consorcio de muchos países que tuvieron que juntarse para poder concebirlo).

El transbordador espacial de la NASA “Endeavour” costó 1.7 billones. El telescopio espacial “Hubble” 1.5. Un portaviones militar cuesta 2.7 billones (y no hay solo uno, como el “Hubble”, portaviones hay bastantitos). El puente “Oresund” de ocho kilómetros de longitud que une a Dinamarca y Suecia costó 5.3 billones. El presupuesto de la Fórmula 1, por temporada, es de 2.1 billones.

El telescopio “Hubble” nos ha permitido descubrir cosas inimaginables sobre el universo en el que vivimos. Gracias al LHC estamos aprendiendo cómo funciona el universo en las escalas más fundamentales. Los transbordadores espaciales permitieron construir la estación espacial internacional y ubicar un gran número de satélites. Los avances tecnológicos que se tuvieron que dar para hacer todo eso posible han tenido impacto directo en todos nosotros. Un ejemplo sencillo es el internet, inventado en el CERN (donde se encuentra el LHC) como una herramienta más, no como un fin, que sin embargo ha generado revoluciones en prácticamente todos los ámbitos de la vida….. y no se diga de las vacunas. Esos científicos despilfarradores, ¡qué bárbaros e inconscientes!