CARTA DE MADRID

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¿CUÁL ES EL DELITO?

Por José Díaz Madrigal

Hace días en el ámbito político nacional, se desató una polémica debido a que algunos legisladores de oposición, avalaron con su firma lo que se conoce como La Carta de Madrid. Este documento desconocido por la mayoría de los mexicanos, fue redactado en España en octubre del año pasado. Dicen sus promotores que el objetivo de esta carta, es defender la libertad y la democracia en toda Iberoamérica. Se elaboró en abierto desafío, a la influencia que ha ejercido en esta región del mundo, los estatutos del Foro de Sao Paulo.

El contenido de esta breve carta de una sola página, por cualquier lado que se le observe, no se le nota intención diferente que apoyar los postulados que están enunciados en la misma. Cuando los autores explican el motivo de haber escrito este manifiesto, sin tapujos lo expresan: es por el peligroso avance de la agenda del Foro de Sao Paulo. Mencionan, en nuestra región existen países secuestrados por gobiernos totalitarios de inspiración comunista, protegidos por grupos delincuenciales y por otras naciones ya atrapadas en regímenes dictatoriales; convirtiéndose en una seria amenaza a la prosperidad y el buen desarrollo de nuestros pueblos.

La carta también declara, la defensa del estado de derecho, el imperio de la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión y la propiedad privada; son elementos esenciales que garantizan  el adecuado funcionamiento de las sociedades.

La protección de nuestras libertades, es una tarea que compete no solo a los políticos, sino también a las instituciones, la sociedad civil y los medios de comunicación. Los nuevos gobiernos tienen la obligación de respetar la democracia, los derechos humanos, el pluralismo, la dignidad humana y la justicia.

Termina La Carta: los abajo firmantes, expresan su compromiso de trabajar conjuntamente en la defensa de estos valores y principios.

Así de clara, sencilla y al grano; sin dobles finalidades se puede leer el reducido contenido de esta carta. Muy distinto a las 49 páginas engañosas que componen los estatutos del Foro de Sao Paulo. Esta izquierdista asociación paulina, fue impulsada en Brasil desde 1990 por dos conocidas figuras de talla internacional: Fidel Castro, uno de los más crueles dictadores y asesinos de nuestro tiempo y Luis Ignácio Lula da Silva, expresidente carioca que luego de haber dejado la presidencia en Brasil, lo metieron al bote por ratón.

Después de la caída del muro de Berlín, los comunistas iberoamericanos, buscaron modernizarse y se disfrazaron de progresistas antineoliberales, con el objetivo de tomar el poder ya no por la vía de las revoluciones sangrientas como en Cuba, sino por la oportunidad de elecciones que brinda la democracia -caso Venezuela- pero una vez cumplida la meta de agarrar el poder en sus manos, el siguiente paso es transformar las instituciones del estado para sus malvados propósitos y, perpetuarse en el mando ya sin soltarlo; apropiándose de los dineros públicos, sin rendir cuentas, para comprar conciencias y lealtades; además de torcer el estado de derecho para sus propios fines.

¿Quién en su sano juicio no apoyaría los preceptos de La Carta de Madrid?  Sin embargo, a los legisladores que lo hicieron, los marcaron, los estigmatizaron; señalándolos casi como apestados que no les quedó más remedio y se vieron en la obligación de meter reversa. Deslindandose de lo que en México políticamente, por el momento, no es lo correcto. Lo actual, la moda en nuestro país es, por ejemplo, quitar una emblemática estatua de Cristóbal Colón emplazada en el lugar desde hacía más de 140 años, ubicada en una concurrida avenida de la capital -aquí los del INAH ni pío dijeron- solo por el hecho de que Colón fue el descubridor de América, aunque el genovés nunca haya pisado suelo patrio; pero eso si, produce bonos populistas. En cambio se colocaron en el centro de la misma ciudad, sin ningún remordimiento moral a dos emblemáticas figuras de la izquierda criminal, dos pájaros de cuenta: Fidel Castro y el Che Guevara, a esos si se les rinde un vergonzoso tributo.

Es necesario recordar a los legisladores que se arrepintieron de firmar La Carta de Madrid, que disentir de la mayoría antagónica, inclusive de sus propios compañeros de bancada, es un derecho que se debe defender. El pensar diferente y a la vez provocar la apertura del debate público, propositivo, inteligente; es en verdad sano para la libertad y la democracia.

¿Cuál es el delito?