En el lugar de los hechos se identificó a las víctimas como Enrique Díaz Rodríguez, de 32 años, presuntamente el conductor, que vivía en 5 de Mayo 687 de Colima; Carlos Benjamín Guízar Cisneros, de 26 años, también de Colima; Cindy Fabiola Hernández Martínez, con domicilio en Avenida Las Aguilas 357 de Mazatlán pero avecindada en Colima, y María del Rosario Valencia, de la que se desconocen más datos hasta el momento.
El auto en el que viajaban era un Seat Ibiza, placas FSA-4107 de Colima, modelo 2007, el cual circulaba con destino a Colima, se dijo que procedentes de Guadalajara, a donde sus cuatro ocupantes acudieron a divertirse el fin de semana; al llegar al puente Ágatas, el coche salió de la carretera, hacia la derecha, el muro de contención le sirvió como rampa y se proyecto al barranco, impactándose primeramente en la loza de concreto que sirve de protección a la base del puente y finalmente, dando volteretas cayeron hasta el fondo del barranco, presumiéndose que sus cuatro ocupantes quedaron muertos al instante.
Autoridades policiacas estiman que el accidente se registró desde el domingo y fue la mañana del viernes cuando al llegar al puente ubicado en el kilómetro 113 de la autopista, una cuadrilla de personal que labora en la rehabilitación de la cinta de asfalto, se dieron cuenta que en el fondo estaba un auto, oculto por la maleza.
Se reportó el hallazgo a Protección Civil, arribando personal de la Unidad Municipal de Tuxpan y de la Delegación Regional de la Unidad Estatal, además de Cruz Roja, Seguridad Pública, Policía Federal-Ciudad Guzmán, Dirección de Seguridad Pública del Estado, Angeles Verdes y otras dependencias, percatándose que en el auto estaban sus cuatro ocupantes, dos hombres y dos mujeres, todos en estado de descomposición.
Se determinó que la mejor manera de rescatar los cadáveres era la extracción del vehículo y ya en la carretera cumplir con esa tarea, siendo necesario el cierre de la circulación, por momentos de manera parcial y otros total, hasta que se realizaron las maniobras y finalmente, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses se hizo cargo de los restos, trasladándolos al SEMEFO.