AL DÍA

0

LA REALIDAD SE IMPONE

Por Felipe Díaz Cortez

Los empresarios de México dicen que “sin seguridad, es muy difícil que se potencialicen las inversiones, el empleo y las oportunidades”. Y les asiste la razón, sin embargo hay otros elementos que van junto con pegado y, son el nivel de los salarios y el poder adquisitivo de los mismos, temas que casi nadie toca.

El TLC que entró el vigor el 1º de enero de 1994, hasta el cierre del 2013 el comercio ha crecido 443 por ciento anual, mientras que el crecimiento per cápita sólo llegó al 0.9 por ciento anual (el promedio en AL es del 1.6 por ciento). Esto nos demuestra que la apertura comercial de nuestro país con Canadá y los Estados Unidos, no ha dado los resultados esperados. En este mismo período el empleo apenas creció a una tasa promedio del 2.6 por ciento. Hay datos que afirman la necesidad de crear, cada año, arriba de un millón 500 mil empleos para las personas que cada vez se integran a la población económicamente activa.

Paradójicamente, el número de personas en pobreza ha crecido de manera importante es este mismo lapso, lo que refleja la inoperancia del TLC y las medidas económicas adoptadas en nuestro país.

México, para salir del atolladero, tiene que crecer a tasas por arriba del 5 ó 6 por ciento, pero esto requiere de políticas económicas que no sólo apoyen al sector industrial, sino a todos por parejo, principalmente al sector agropecuario que ya no siente lo duro, sino lo tupido de los golpes que lo tienen sumido en los niveles de subsistencia.

La gente en México se pregunta: ¿si tenemos buenos indicadores macroeconómicos y el TLC ha traído grandes beneficios y la riqueza petrolera es un hecho, los resultados dónde están, quién se los lleva?. Nadie sabe.

Entonces, el gobierno debe atender con eficacia el asunto de la seguridad y el sector empresarial pagar mejor a sus trabajadores. Esto a juicio personal, es lo que nos debe llevar a estadios de mejor bienestar. Urgente encontrar el equilibrio entre desarrollo, empleo y justa distribución de la riqueza; con esto cualquier gobierno se lleva la medallita sin chistar.