TRIPLE CASTIGO
Por: Édgar Rodríguez H.
Los porteños están sometidos a un triple castigo: El primero, el impacto negativo que a la ciudad le causa la gran actividad portuaria; el segundo, las mal planeadas y peor ejecutadas grandes obras estratégicas como el suspendido Túnel Ferroviario de Manzanillo y los puentes elevados; el tercero, el trastrocamiento adicional de su vida cotidiana por su tan desastrosa ejecución y de las llamadas obras complementarias que como compensación les salen debiendo. Los responsables del inmisericorde abuso a su capacidad de aguante son la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y la Administración Portuaria de Manzanillo, sin que la autoridad municipal haga algo para impedirlo o al menos paliarlo.
La Administración Portuaria Integral de Manzanillo donde impera la ley del marinero Jorge Rubén Bustos Espino, se la ha pasado tratando de justificar las suspensiones, dilaciones y obstrucciones en el desarrollo de los trabajos, que han terminado por darle el tiro de gracia a la vida económica y social del centro histórico de Manzanillo y a la movilidad sustentable de sus vecinos y visitantes.
Bustos Espino no canta mal las rancheras, pues a sus limitaciones como funcionario público suma sus actitudes y comportamientos que rayan en el autoritarismo, la soberbia y la prepotencia.
Por cierto, este miembro de la Marina Armada de México a punto estuvo de ser sustituido hace un mes por su antecesor inmediato en el cargo, Jesús “el doctor” Orozco Alfaro, pero gracias a que el funcionario de la SEMAR le atravesó la fragata al Coordinador de Puerto y Marina Mercante, no se hizo la machaca kentuchy, habiendo ido a para el ex Secretario General de Gobierno y ex Secretario de Finanzas y Administración de Mario Anguiano Moreno, hasta el poco importante puerto de Tampico desde donde amenaza con regresar por sus fueros al de Manzanillo. Lo importante, presume, es que ya regresó al sistema y sólo deberá esperar la oportunidad de un enroque, remedio que, de llegar a darse, para los manzanillenses resultaría peor que la enfermedad.
Los porteños le reprochan a Don Jorge Rubén su desvinculación con la ciudad y sus “ imposiciones, caprichos, impertinencias y desfases que mantienen al centro histórico del puerto aislado, paralizado, sucio, con obras de mala calidad y retrasadas, tiraderos de agua de mar que provocan lodazales, no termina una obra cuando ya arrancó con otra y los tiempos van de siete a ocho meses, qué decir del puente de San Pedrito que ya lleva más un año de retraso y aquello es el infierno para llegar al centro de la ciudad. Eso, a él poco le importa”.
La apertura sin ton ni son de frentes simultáneos de obra traen más que entripados a vecinos y comerciantes del Centro Histórico de Manzanillo a quienes no ni ve, ni oye ni escucha, el alcalde de a mentiritas, Antonio Álvarez Macías, más ocupado en congraciarse una chamba en la próxima administración municipal panista que dar respuesta a sus sentidas demandas y justificados agravios.
Se dice que…
*Lo de siempre, para los promotores del borrón y cuenta nueva, de lo pasado pasado, haciéndose de la vista gorda pretendiendo que no ha pasado nada, el que haya quienes exigen que el gobernador saliente y sus secuaces devuelvan los millones de pesos de pesos que se embolsaron de las arcas públicas y paguen con cárcel sus abusos en perjuicio del pueblo, es dizque cacería de brujas y persecución. ¡No la chiflen que es cantada!
*Cada día más colimenses vistan la “Casa Blanca de Colima” ubicada en Esmeralda Norte.
*Los casos aislados de chikungunya suman ya varios miles en el estado sin que el Secretario de Salud, Agustín Lara Esqueda, sude ni se acongoje.
*El delegado de la Procuraduría General de la República ya se va y nadie lo va a extrañar en Colima, lugar que siempre vio como un centro vacacional, en donde los males que aquejan al estado en materia federal se mantuvieron, desde los delitos relacionados con drogas, hasta los que tienen que ver con la invasión de maquinas tragamonedas en los principales lugares públicos de la entidad.