ABORTAR ES EJECUTAR

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

Recuerdo que durante un evento en Monterrey, la exministra Olga Sánchez Cordero se llevó una ovación cuando   respondió a una mujer “pro vida, que le pidió  “se respetara la vida de los niños que no han nacido”, a lo que la ahora secretaria de Gobernación contestó que ella respetaba la vida, además de estar en contra del aborto, pero lo que no quería y por lo que iba a luchar es que a todas las mujeres no se les privara de su libertad.

Hay ahora  un debate continuo sobre este tema, que integra a dos corrientes de opinión: los que sostienen que aceptar el aborto antes de las 12 semanas de gestación es un delito grave, un homicidio, una ejecución contra un ser vivo inocente,  y la otra en el sentido de que la mujer es dueña de su cuerpo y puede hacer con él lo que le venga en gana.   Y en USA, en unos ocho estados, hay una ola contra el aborto en varios de sus estados para penalizarlo en cualquier momento de la gestación.

En diciembre pasado, el papa Francisco  comparó  el aborto con contratar un sicario para resolver un problema, al afirmar que interrumpir un embarazo es sólo un “modo de decir” para referirse a “liquidar” una persona. Reflexionó luego  sobre el mandamiento no matarás y aseguró que todo el mal del mundo, desde las guerras hasta la cultura del descarte, se podría resumir como un desprecio a la vida.

“No se puede, no es justo suprimir un ser humano pequeño para resolver un problema. Es como contratar un sicario. ¿Cómo puede ser terapéutico, civil, o simplemente bueno, un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su inicio?”, reflexionó el guía católico.

Según el papa, un niño enfermo, como cualquier persona necesitada y vulnerable, más que un problema es un don de Dios, que puede sacar a las personas del propio egoísmo y hacerlas crecer en el amor.  Los ídolos de este mundo son los que conducen a los seres humanos a rechazar la vida,   el dinero, el  poder y el éxito son parámetros equivocados para valorar la existencia”. Cualquiera conoce familias donde la madre estuvo a punto de no permitir el nacimiento de un hijo por diversas razones, y ahora agradece a Dios tenerlo y haber tomado la decisión correcta. 

Efectivamente, en estos tiempos, el valor de la vida se ha depreciado. Nos hemos deshumanizado y la violencia es el pan de cada día. Cada vez nos respetamos y nos toleramos  menos.  Hay descuartizados embolsados por doquier y hechos violentos contra mujeres e inocentes verdaderamente inaceptables. Ejecuciones increíbles contra personas vivas que se retuercen en llamas. Muchos niños y jovencitos muertos a manos de asesinos también jóvenes, como el de Manzanillo apenas hace unos días en un asalto a mano armada a una tienda de conveniencia. Hay gusto por matar. En muchas regiones se elimina al prójimo como matar a una rata o una cucaracha, es decir, con absoluta falta de piedad. Así como sin piedad se ejecuta a un embrión humano. 

Retomando el tema, también resulta increíble que haya médicos que practican abortos ya sea oficial o clandestinamente solo porque una ley así lo dice o por la paga. Es obvio que ellos están trastocando  su compromiso de luchar por la vida humana e ignoran supuestamente que  en la unión entre el óvulo y el espermatozoide está implícito el soplo divino y ya estamos hablando entonces de un alma creada por Dios.

Cierto lo que dice el papa Francisco: el nuevo ser está indefenso en el vientre materno, cualquier hecho violento del exterior contra él es un atentado contra su vida, tal cual si se pusiera a expensas de un sicario. El embrión humano es vida divina, al igual que lo es la de quienes actúan contra ella.

El problema del aborto es de tipo humano, de carencia de amor total, de indiferencia a un acto supremo  del mismo Creador que consideró  la procreación  como un factor fundamental de su plan divino para la transmisión y conservación de la vida. También constituye, en los lugares donde se autoriza la ejecución de inocentes antes de las 12 semanas de gestación, un absurdo respecto a los ideales que persigue todo Estado, conformado para hacer feliz la vida en comunidad y no para ajusticiar a inocentes.

De acuerdo al lenguaje del Papa, los practicantes de abortos pasarían a ser sicarios porque acaban con una vida que no les pertenece.  Durísimo sin duda este término para ellos. Ojalá y reflexionen todos los que se prestan a las prácticas abortivas solo por deporte o por  paga.