A MÉXICO LE CONVIENE QUE GANE TRUMP

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Por José Díaz Madrigal

El próximo 3 de noviembre, a menos de 2 meses de distancia; habrá elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Estos comicios son muy importantes para nuestro país, debido al actual gobierno que padecemos.

Hace 4 años no queríamos a Trump absolutamente para nada, por muchos motivos. En la campaña de 2016 el que ahora es inquilino de la Casa Blanca, no perdía ocasión para insultarnos. Los adjetivos con los que nos machacaba a los mexicanos, eran variados, pero todos despectivos. El caso es que las ofensas le funcionaron como estrategia para su clientela electoral y, ganó la presidencia.

Sin embargo las condiciones en México han cambiado, ya no son las mismas que teníamos hace 4 años, cuando Trump luchaba por todos los medios; para ganarle a quien llevaba la delantera en las preferencias electorales, Hillary Clinton. Trump venció y, la favorita perdió.

Ahora aunque duela decirlo, por un asunto de vanidad nacional herida; pues resulta que Trump comparativamente con su predecesor Obama, no ha sido tan malo para México y los mexicanos; como este último.

Obama fue producto de una buena mercadotecnia, vendiendo su imágen como un carismático presidente de color, que se forjó a sí mismo; para llegar al puesto cumbre de la política norteamericana. No obstante, a los mexicanos nos trató mal; como en ninguna otra administración estadounidense, se deportaron a tantos paisanos como en la de Obama. De hecho exfuncionarios de la cancillería mexicana, que observan la actual relación México-Estados Unidos; reconocen que hay mejor trato, mayor comunicación y es más fácil llegar a acuerdos con Trump que en los tiempos de Obama.

A Donald Trump, los mexicanos aprendimos a conocerlo, ya le tomamos el pulso; sabemos de antemano con que tipo de persona tratamos.

Con nosotros es mal encachado, bravucón y lengua suelta. Mucho se parece a mí tía Cleta, esta tenía de vecina a una mujer tranquila y alegre; en cambio mi tía Cleta era pendenciera pero collona, a la menor oportunidad insolentemente la clarideaba por cualquier pretexto. La vecina con prudencia toleraba a Cleta, hasta que un día de plano la enfadó y, encarandola la retó a un pleito. Cleta se asustó y muy mansita le contesta: ay! vecina, no me hagas caso; yo nomás soy brava de “hocico”. Aquel incidente fue santo remedio, nunca más la volvió a molestar.

Algo así sucede con Trump y el pueblo de México, no pasa que salga con una fanfarria de amenazas; que sólo cumple en parte y bien medido, porque reconoce que nuestra gente le hace falta en los campos de cultivo, en la construcción, en fábricas y restaurantes. No sucede así con López Obrador, al presidente de México lo tiene acotado. Más nos vale a los mexicanos que sea de ese modo, con un titular del poder ejecutivo como el que tenemos, deshechurado e irresponsable; es bueno que Trump lo traiga de la gamarra.

En su reciente visita a Washington, él mismo, López Obrador; lo reconoce cuando dice: le agradezco presidente Trump, que no nos trate como una colonia. En política nada es casualidad y el mensaje simbólico implícito que quiere dar López Obrador con el referido agradecimiento, significa que si lo trae cabresteando de la gamarra hasta que se dome, sin salirse del camino; al paso que le marca Trump, diciéndole este: cabresteas o te ahorcas.

En lo que va del año, Biden ha estado ganando todas las preferencias del electorado estadounidense, a finales de junio, le llevaba a Trump 10 puntos de ventaja, claramente el favorito; sin embargo a finales de agosto la diferencia era de tan sólo 5 puntos. Haciendo una analogía de tipo campirano, podemos decir que caballo que alcanza. . . Gana.

A México le conviene que gane Trump, porque este tiene más o menos controlado a López Obrador; que tiene que bailar al ritmo que le mandan desde Washington. Trump detesta a los izquierdistas destructores de pueblos y economías.

De no ser así y, que gane el que fue por ocho años el segundo de abordo de Obama; Biden, a los mexicanos nos iría peor de como ya estamos, puesto que Biden es empático con esa izquierda dañina que tanto ha golpeado a países como: Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina y Venezuela.

Así pues, ha sido una ironía del destino para los mexicanos; puesto que, al que no queríamos hace 4 años por grosero y ofensivo; hoy resulta que es el que nos conviene, para que medio controle la calamidad llamada López Obrador.