TONALTEPETL

0

Por: Gustavo L. Solórzano

A riesgo de parecer fastidioso, comento nuevamente y con sincera preocupación el detalle de la Subestación de Bomberos que se ubica al sur de la ciudad. Necesito agregar que siento pena por una sociedad cuyas insensibles autoridades, no todas claro, han perdido el rumbo y no dimensionan, desprecian el espíritu de servicio de gente que arriesga su vida por el bienestar de los demás.

Como lo anunció Melchor Ursúa, la falta de recursos y el incumplimiento de apoyo que los ayuntamientos han negado, fue la gota que derramó el vaso.

El dinero, inventado por el hombre como una medio para alcanzar satisfactores, se ha vuelto inalcanzable para resolver necesidades apremiantes que no solo beneficien a unos cuantos, sino a la sociedad en general.

Usted que me lee, si tiene vehículo sabe que el mantenimiento, dependiendo del tipo y modelo fluctúa entre  1200 y 5000 pesos aproximadamente. Me refiero obviamente a un vehículo particular, pero si hablamos de uno de servicio, entonces podemos decir que son palabra mayores pues su desgaste por uso es mayor. En cualquier situación de emergencia el tiempo en que ésta sea atendida, es valioso y determinante. La hora de oro, o también denominada hora dorada, comprende el intervalo de tiempo que abarca desde que tiene lugar un accidente hasta los 60 minutos posteriores. Esos 60 minutos son claves, ya que una intervención rápida y eficiente puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Sin duda aplica para cualquier urgencia o emergencia.

Vidas y pertenencias diversas se han perdido porque “alguien” no llegó a tiempo. No es ocioso comentar que si ha sucedido; me pregunto entonces, ¿Qué va a pasar cuando eso se repita? ¿Lo mismo? Lamentable, por donde se vea.

Sin duda es necesariamente obligado que cada municipio cuente con el servicio adecuado para atender cualquier contingencia, ya sea humana, animal o material. Recordemos que ninguna institución brinda este tipo de servicio, Cruz Roja y Bomberos de Colima son los que tienen la experiencia y el conocimiento, ¿Qué esperan nuestras autoridades para apoyar? El apoyo, insisto, es para la sociedad que recibe el beneficio de ambos organismos y de ninguna manera es una dádiva, es tan solo regresar parte de nuestros impuestos, así de sencillo.

ERUPCIÓN:

Algunas personas se sorprenden de que cuando algún familiar fallece en casa, a pocos instantes llega un representante de un servicio funerario. La pregunta es ¿Cómo se enteran del fallecimiento y del domicilio? Nadie quiere pensar mal, pero dice la señora Jovita, “pa mí que hay mochada”. ¿Quién y con quién? Es la pregunta que me hago, en fin.

ABUELITAS:

En mi época infantil, pasaditas las ocho de la noche se “moría” el centro. Eran pocas las personas que se atrevían a salir a la calle a deshoras y no por miedo, sino por recato. De hecho, había una hora en que la ciudad se quedaba en completo silencio, aproximadamente a las tres de la tarde. Hoy el centro de Colima vive las mismas circunstancias, mas no por las mismas razones. Es conveniente rescatar el centro de la ciudad, hace falta una estrategia que reactive la vida social de los colimenses en nuestro centro histórico. Existen casas abandonadas, otras llenas de maleza y no pocas en riesgo de caerse, banquetas rotas y algunas lámparas sin funcionar. (Me acordé de la carretera a Comala, muchas lámparas intermitentes, es decir, ya no sirven)