Una sociedad con desapego humanitario

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Gaceta del Marqués

Por: José Luis Cobián León

 “El ego, es la encarnación personal de una sociedad enferma”, por lo que actualmente desearíamos meter de nuevo al genio en la botella y borrar su contribución al desgaste humanitario. Es alarmante la posición de muchos al conducirse de forma dictatorial o en los límites de las emociones, el conflicto eterno entre mente y corazón, la pelea entre Apolo y Dionisio.

Para entender un poco más esta conducta, podemos basarnos en la mitología griega donde sobresalen estos dos hijos de Zeus. Por un lado Dionisio, es el dios del vino, la plenitud, la abundancia, el instinto y la pasión que fluyen bajo la piel. Por el otro, Apolo, un dios del conocimiento, competitivo, dominante, generalmente considerado duro y violento.

Basándonos en esta realidad mítica, podemos decir que debemos encontrar un equilibrio entre pensamiento y corazón, pero para conseguirlo debemos conocernos a nosotros mismos. El chileno  Claudio Benjamín Naranjo, antropólogo, psicólogo y psiquiatra, comentaba de esta dualidad. Decía que Dionisio es el dios del vino, y aunque el vino lo asociamos al descontrol, ha sido necesario ancestralmente para la experiencia mística, es el morir del ego para disolverse y fundirse con lo divino. Dionisio  es el liberador, contrario a la represión, pero sin autoconocimiento.

El autoconocimiento, en parte pertenece a Apolo, y solo a través del autoconocimiento sabremos si estamos desvalorizándonos, ofendiéndonos, humillándonos a nosotros mismos, sin embargo Apolo, está detrás del autoconocimiento, es el desapego que se alza sobre las pasiones, un  espíritu libremente desapasionado.

Algo muy interesante que comentó Claudio, es que de la libertad puede salir el orden, en un artista se puede apreciar la libertad en su acto expresivo, la libertad en su música, la escultura, la pintura, pero ante esta libertad, tuvo que repetir y repetir estas tareas, hasta saber plasmar las cosas, y con ello, también obtuvo la disciplina.

Por lo anterior, podemos decir que tenemos una sociedad afirmada en Apolo, porque basa su propio entendimiento de lo que le conviene al país con un desapego humanitario. Socialmente, nuestros jóvenes han sido afectados por una sociedad de cambios, llevándolos a querer las cosas fáciles y libres, pues el referente adulto no es un buen ejemplo. 

Muchas veces mamá es una mujer sola y necesita salir a buscar el sustento, o en el peor de los casos, el desapego de los padres, quienes no se dan cuenta que están obligados a inculcarle los valores, que no son otra cosa que encaminarse con humanidad, ayudar al viejecito, no dañar a los demás, respetar, etc. El corazón es un buen indicativo para emplear los valores. 

De ahí, la importancia del estado y municipios de crear programas sustentables para los jóvenes y crear los espacios, para que a través de esa libertad, que parece libertinaje, inducirlos en el deporte o en las artes, para que por medio de la constancia encuentren esa disciplina.