Un dólar en fase 3

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Por: Francisco Pérez Medina

No ha habido semana, desde el inicio de este año, que no aparezcan noticias que acaparen la atención de todos los mexicanos, al saber que, éstas, cambiarán en todo sentido la vida como la conocíamos. Antes de iniciarlo a alguien se le ocurrió una frase que se viralizó y muchos replicaron: “2020, Sorpréndeme”. Pues bien, fueron muchos o pocos quienes lo desearon, pero, de que estamos sorprendidos, lo estamos.

Son tres noticias relevantes las que marcan la agenda de ésta con repercusiones prácticamente hasta que concluya este gobierno: El precio del barril del petróleo a un dólar -luego bajó hasta cifras negativas-, la decisión de entrar en la fase 3 de la pandemia por el Covid19 y el incremento de las ejecuciones del crimen organizado -a pesar de la cuarentena-.

La primera, tendrá grandes repercusiones en el ámbito económico al ser la apuesta central de este gobierno hacia la petrolización de sus ingresos y, con ello, la distribución de sus programas asistenciales; la segunda, con muchas dudas e incertidumbre sobre como cuidar el bien más preciado de cualquier ser humano: la salud y la vida;  por último, la tercera, expresa que las buenas intenciones como seguir dando “abrazos y no balazos” -no se ha comprendido todavía por sus promoventes- es un terrible fracaso.

Las condiciones internacionales provocaron una caída en los precios del petróleo a cantidades que parecen una broma: tienes que pagar por que se lo lleven. La estimación del presupuesto 2019 estaban basados en 49 dólares por barril, siendo su costo de extracción entre 13 y 14 dólares. Es decir, tendrían una ganancia, al menos, de 35 dólares. Sin profundizar mucho en el análisis de estas cifras, visualizamos que no habrá ingresos, sino pérdidas. Apostar por continuar petrolizando la economía del país es un proyecto que va directo al fracaso. No hay forma de que pueda ser rentable. Sin embargo, esto no parece modificar la posición ideológica del presidente: Dos bocas (refinería) en su tierra natal, sigue de acuerdo con su proyección de gastos -ya no menciono inversión, no tiene caso-.    

Por otra parte, la entrada a la fase 3 de la pandemia de salud ocasionada por el Covid 19 genera mucha incertidumbre en quienes temen por la salud propia y la de sus seres queridos. La información oficial establece que la fase crítica será justo ahora que comienza la semana con mayor propagación, sin posibilidad de romper la cadena de contagios, lo que provocará saturación de los servicios médicos para atenderlos, incremento de muertes, crisis y pánico en la sociedad. Aunque la Secretaría de Salud desmintió haber aprobado, en su Consejo de Salubridad General, la guía de bioética de asignación de recursos de medicina crítica, en donde los adultos mayores y personas con enfermedades crónicas pasarían a segundo plano de atención, ello no logró sacar de la mente de las personas la posibilidad de que sea cierto que, si llegas al hospital, sea el criterio de atención. No hay familia que no tenga un integrante con estas condiciones; saber que tampoco te podrás despedir y pasar tus últimos momentos solo en un hospital -no es para menos- genera pavor a contagiarte.

Por si esto no fuera suficiente, el tema de seguridad sigue siendo una promesa incumplida. El discurso se encuentra lejos de los resultados esperados, generados desde campaña de ser diferentes y, con ello, regresar la seguridad de los mexicanos. Las cifras de homicidios y desaparecidos siguen en incremento, con señales por demás desafiantes y contradictorias. Por un lado, esta semana se aprobó por mayoría de senadores del partido y aliados en el poder una Ley de Amnistía, argumentando, entre otros, evitar la propagación de contagio en los reclusorios, con la que saldrán de ellas quienes hayan cometido robo simple, narcomenudeo o aborto. Por otra parte, distintos cárteles de la droga en diversos estados entregando despensa y ayuda a la ciudadanía. Las cifras y los actos son alarmantes en este rubro. Liberar a los que hayan delinquido -la forma es fondo, aunque sean delitos menores- y permitir que entreguen recursos asistencialistas, no parece ser la mejor estrategia, al menos los resultados y los datos, así lo aseguran.

Salida

1.-   Colima se encuentra entre las entidades que mejor ha enfrentado la crisis por la pandemia. Sociedad y gobierno han actuado conforme las circunstancias. Si hacemos lo que a cada uno corresponde, podremos continuar en este escenario favorable; no hacerlo, implicaría consecuencias indeseables.

2.-Afortunadamente en nuestro estado no se han presentado los absurdos ataques a médicos ni enfermeras. Desde este espacio, un enorme reconocimiento por su profesionalismo y dedicación. Por velar por nosotros merecen los ¡vivas! de nuestro himno: “¡Viva Colima! ¡Viva la tierra! ¡Viva la patria donde nací! Todas las glorias [el médico y enfermeras] encierra, Todas las dichas se hallan [por ti]”.

3.- Reconocimiento bien ganado al personal del DIF Estatal por el trabajo a favor de las personas en condición de vulnerabilidad.