Un baluarte universitario

0

 Por: Amador Contreras Torres

Es en tiempos de crisis cuando surgen desafíos y adversidades, cuando se perfila y se decanta la escala axiológica de las personas y de las instituciones, es cuando sabemos de que estamos hechos, cual es la madera, la suma de carne y de sueños, de que estamos construidos. En el caso del periódico de los universitarios, que usted ahora mismo tiene en sus manos, surgió a partir de una amenaza a la institución. Es un medio que surgió con la aportación generosa de un grupo de universitarios, convocados en el mediodía de los años setentas del siglo pasado por un rector visionario como lo era Alberto Herrera Carrillo, y de un gran secretario general, Humberto Silva Ochoa, quien andando el tiempo sería un rector muy importante, el gozne, entre el pasado y el futuro de la casa de estudios superiores, el proyecto educativo construido por muchas generaciones de colimenses, un proyecto ingente, más grande que todos nosotros.

Recientemente, ante la enésima embestida de los enemigos emboscados de la autonomía universitaria, este medio volvió a ser, una vez más, la tribuna libre del pensamiento para defender a este proyecto, la gran casa educativa de todos los colimenses. La defensa puntual se hizo desde estas páginas. Así lo registra la memoria colectiva. Ante las agresiones externas, la universidad emerge vigorosa; salió adelante y fortalecida, debido a la reciedumbre del proyecto histórico y a su autoridad moral fincada en las razones, argumentos y pertinencia social. Como bien lo dijo Albert Einstein, “la necesidad y la adversidad son las madres de la creatividad”. Las crisis son una oportunidad de cambio y de renovación, de ajustes, de identificar lealtades, y una gran ocasión para sacudir el árbol y que caiga la hojarasca y las ramas secas. Las crisis son ocasión para traducir los retos en oportunidades.

En efecto, el pasado 20 de junio se cumplieron 40 años de la aparición del primer ejemplar del periódico El Comentario, en 1974, como fruto de la iniciativa de un grupo de universitarios liderados también por Fernando Moreno, Arnoldo Ochoa, Juan José Farías, Arturo Aguilera, Arturo Figueroa, Jesús Zepeda, entre otros, quienes identificaron la necesidad de tener un medio de comunicación para la defensa de la autonomía universitaria, dadas las feroces asechanzas y agresiones – incluso escatimando el subsidio- desde el poder estatal, por los desacuerdos políticos, de forma y fondo, con el entonces gobernador, Arturo Noriega Pizano, quien, literalmente, acababa de entrar, el primero de enero de ese año, tras la muerte del gobernador electo Antonio Barbosa Heldt en septiembre de 1973, el mismo aciago mes y año de la traición y el golpe militar de Augusto Pinochet en Chile, derrocando al gran presidente Salvador Allende, un estadista cuya luz sigue alumbrando, de forma portentosa y enhiesta, a las democracias latinoamericanas. El tiempo, ha colocado las cosas en su lugar, Allende es un gran estadista, admirado por propios y extraños, en tanto que Pinochet está en el basurero de la historia.

Los universitarios ya citados y otros que escapan a mi memoria, en su tiempo, de su propio peculio aportaron para comprar la primera maquinaria, los primeros equipos para hacer posible la fundación y operación de este medio, que no nació en la abundancia, que enfrentó carencias y vicisitudes. Incluso, con gran generosidad, a propuesta de Humberto Silva, en el año 1988, los universitarios, donaron sus acciones particulares a la casa de estudios, que, de esta forma, sencilla, ya tiene su propio periódico, un medio que exalta lo positivo, la cultura, la política, la educación, el deporte y que, además, no tiene nota roja.

Con todo respeto -como un modesto egresado de la Facultad de Letras y Comunicación y de un Diplomado en Gobierno en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales- quiero manifestar que es un gusto unirme a esta celebración de un medio de difusión de todo lo que es el acontecer universitario; de las funciones sustantivas en la docencia, la ciencia, la difusión de la cultura, la extensión; en sus funciones adjetivas; en su visión y su misión al servicio del pueblo; pero también de la mejor información local, nacional y global de los temas más vibrantes de la agenda pública.

Quiero señalar mi reconocimiento más cálido a todos y cada uno de los ex directores: a Rafael Calzado Colín, Leonardo Ramírez Pomar, Roberto Águila, Juan Elías Cordero Alvarado, Roberto Guzmán, Víctor de Santiago Fuentes y al actual, Daniel Peláez, quienes, cada uno en su tiempo, han fortalecido este medio de comunicación, hasta lograr ser el medio por excelencia de los universitarios, un instrumento al servicio de las mejores causas de la comunidad universitaria y de la sociedad en su conjunto.

Expreso, aquí y ahora, mi felicitación más cordial por este aniversario al señor rector, José Eduardo Hernández Nava; al Secretario General Christian Torres Ortiz Zermeño, a la Coordinadora General de Comunicación Social, Lupita Carrillo Cárdenas y al Director General de Información, Jorge Vega Aguayo.

Asimismo, al director del rotativo, Daniel Peláez Carmona, y a su equipo de colaboradores y trabajadores, al subdirector José Ferruzca González, a la señora Leticia González Ochoa, a Laura Cisneros Aguilar, a Oscar Chávez González, y todos y cada uno de los compañeros, que con gran esfuerzo y dedicación, hacen posible que salga a la luz, este medio que ya tiene un prestigio consolidado en Colima y su región por su calidad informativa y de opinión, su probidad intelectual y por ser la tribuna libre de los universitarios.

Todavía recuerdo con nostalgia, como hace ya algunos ayeres, en los años ochentas, hice mis primeros trabajos periodísticos en este medio, en la época en que trabajé en la Dirección General de Información de la casa de estudios. Incluso, participé con otros condiscípulos de comunicación, en un medio estudiantil “Reflejos”, que se imprimía aquí y cuyo director era Jesús Jiménez Godínez. Escribíamos ahí, Jorge Ashoka Shember, Patricia Carbajal Berber, José Armando Naranjo González, Rosario Moreno Trujillo, entre otros.

El Comentario ha sido dirigido por periodistas de gran talla nacional, como Leonardo Ramírez Pomar, Víctor de Santiago -ex colaboradores de “El Día”, en la ciudad de México- y Roberto Guzmán, quien trabajó en “Novedades”, antes de venirse para Colima. Incluso Roberto Guzmán, un gran periodista, participó nada más y nada menos que en “La Fuente” de la Presidencia de la República y en tal carácter, tuvo la oportunidad de participar en muchas giras presidenciales. Roberto, fue el que tuvo la visión de darle al medio un sentido social, más abierto al pueblo, sin descuidar la difusión de la agenda universitaria, que es por obvias razones el centro de los objetivos de este medio. Don Roberto fue mi maestro de periodismo. Todavía recuerdo, que le aprendí la forma de hacer correcciones a los textos y su perspicacia periodística.

Es un medio que publicó esa gran columna que fue “Plaza Pública”, de Miguel Ángel Granados Chapa; valiente y objetivo, siempre al servicio de las mejores causas y luchas de la nación. Un hombre de izquierda, con gran amor a México, honesto a carta cabal: respetado por todos, quien se hizo acreedor a la medalla “Belisario Domínguez”, que otorga el Senado de la República a los mexicanos más distinguidos. Recuerdo que, en alguna ocasión, tuve la oportunidad de entrevistarlo en la Pinacoteca Universitaria, y me confió que él tenía mucho cariño por este medio. Honestamente, yo creo que Granados Chapa fue el Francisco Zarco de nuestro tiempo.

De Juan Elías Cordero Alvarado, evoco que era un destacado intelectual, experto en temas del obrerismo en México, que trabajaba en la Universidad de Guanajuato y se vino un tiempo a trabajar a la Universidad de Colima, a invitación del rector Humberto Silva. Con clara inteligencia y visión de futuro, Juan Elías le dio un plus al quehacer de este medio.

Don Víctor de Santiago, un gran maestro de la redacción, con una espléndida cultura universal, un experto en el manejo preciso del español y una persona entre cuyas prendas destacan sus ideas de izquierda, de transformación y equidad social. Cuenta la leyenda, que en alguna ocasión, don Víctor de Santiago, vino a visitar a su amigo, Leonardo Ramírez Pomar, quien le dijo: “Ya que estás aquí, échame la mano, para sacar la edición”. Y en ese momento, don Víctor, que sólo venía de visita, se quedó a trabajar ese fin de semana. Con el tiempo, don Víctor sería director de este medio, en dos ocasiones.

La izquierda en México, es necesaria. Lo es por la persistencia de las desigualdades sociales, por la injusticia y la excesiva concentración del ingreso en unos cuantos. Estamos muy lejos de los anhelos de justicia social de nuestros padres fundadores, como Morelos que aconsejaba “moderar los extremos entre la opulencia y la indigencia” y como Vicente Guerrero, quien afirmó que “la patria es primero”. El gran problema de la izquierda en México es que han carecido del talento político para traducir en votos su razón histórica.

Rafael Calzado Colín cubrió una época decisiva, el momento del cambio y la mirada al porvenir, junto a Humberto Silva, Arturo Figueroa y Juan José Farías; en tanto que Roberto Águila y Javier Valdovinos Collado, son dos experimentados periodistas todavía en activo, que hicieron su parte, con lucidez e inteligencia, y una gran capacidad de redacción, para construir lo que hoy es este rotativo.

Que duda cabe que este impreso se fortalece como un excelente espacio de comunicación y vienen mejores tiempos con el vigoroso apoyo que le viene dando el rector José Eduardo Hernández Nava a efecto de consolidarlo como un medio de primera calidad al servicio de las mejores causas de la comunidad universitaria y de la sociedad colimense. Vienen tiempos nuevos para este medio. Como bien, lo dijo, el gran estadista e ideólogo del sistema político mexicano, Jesús Reyes Heroles: “Una mejor edad no está detrás de nosotros, está adelante”.

Cada uno de los ex rectores y cada uno de los ex directores, han sido factores fundamentales para forjarlo como el espacio de expresión de los universitarios y también, para en caso necesario, como ya ha ocurrido, hacer la defensa puntual y valerosa de la autonomía ante las asechanzas externas. Es un orgullo, decir aquí, que en estas páginas, como un simple soldado, he participado en esa defensa del autogobierno universitario.

Con este sucinto tejido de reflexiones, reitero mi felicitación a todos y cada uno de los trabajadores y directivos que hacen posible la aparición de este medio de comunicación, que es una extraordinaria plataforma para divulgar todo el quehacer universitario y para difundir con veracidad y reflexionar, con serenidad y alteza de miras, en torno a los temas torales de la agenda universitaria así como el acontecer local, nacional y global.

Para decirlo sumariamente, tengo para mí que, todo lo que sucede ahora mismo en el mundo nos concierne. Así ha sido en el pasado y con más razón ahora, en este era de cambio vertiginoso, de la fisión nuclear de la autopista de la información y de la sociedad del conocimiento. En alguna ocasión, con gran lucidez, como una revelación y una inspiración a un tiempo, lo dijo el gran pensador Octavio Paz: “Somos, contemporáneos de todos los hombres”.