TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano.

En medio de aquel sol abrasador, di de beber a unos, refresqué con agua las heridas de otros y consolé a los agonizantes, a quienes sus propios compañeros empujan con el pie porque estorbaban el paso. Henry Dunant, fundador de la Cruz Roja internacional

Llegué para quedarme a la Cruz Roja allá por el setenta y algo, porque al igual que todos los que servimos a nuestra institución y desde ella, sin distingos de ningún tipo, soy un convencido de que “El amor es la fuerza más humilde, pero la más poderosa de la que dispone el ser humano”. El sentimiento de unidad que nos mueve a dar sin esperar recibir nada a cambio, tiene un nombre, ayuda humanitaria. En la Cruz Roja, nos gusta servir a los demás de una forma genuina, entendiendo que todos somos iguales en esencia, mas no así nuestras circunstancias.

Nuestro creador nos ha puesto del lado del que le gusta y puede servir, entendiendo que La solidaridad, es el mejor camino hacia la paz y el desarrollo de nuestro estado y de nuestro país. Nuestra ciudad ha crecido y con ello, han aumentado sus necesidades de una manera drástica. Hace cuarenta años había tres servicios diarios en promedio, hoy, solamente entre Colima y Villa de Álvarez se atienden 750 servicios de ambulancia al mes, y más de dos mil servicios médicos.

La Cruz Roja y la media Luna Roja, brindan en todo el mundo un servicio insustituible en bien de la humanidad. Existen países en donde la guerra, genera que niños, ancianos, mujeres y hombres cuyos rostros continúan siendo invisibles, escondidos bajo la sombra de la indiferencia, del abandono y la tragedia, sean ignorados. En nuestra institución, el principio de humanidad significa, por tanto, convertirse en promotores de una mentalidad enraizada en el valor de cada ser humano y de una práctica que ponga al centro de la vida social, no los intereses económicos, sino el cuidado de las personas con imparcialidad.

La Cruz Roja es de todos los colimenses, pertenece a nuestra sociedad y considero que somos privilegiados por tener una institución con personal capacitado y dispuesto para servir con buena voluntad. Los trescientos sesenta y cinco días del año en cualquier rincón de nuestro bello estado, acudimos al llamado de la necesidad social. Sin embargo, eso no basta, pues necesitamos unidades, material y equipo, para cumplir a la sociedad que confía en nosotros. Es necesario trabajar unidos para tener una Cruz Roja a la altura de la ciudadanía y con unidades equipadas y suficientes para brindar una atención de excelente calidad.

Al margen de mi amor por la institución, reconozco los avances y logros, de igual forma, las áreas de oportunidad, que son muchas. Me queda claro que nuestro presente es distinto, afortunadamente sé, que la sociedad colimense tiene la sensibilidad necesaria para contribuir de manera generosa para el logro de un bien común. Por eso, hoy hago un respetuoso llamado a las instituciones, a la iniciativa privada, a la sociedad en general, para que nos unamos como lo que somos, una gran familia y con generosidad, fortalezcamos la institución de todos los colimenses, nadie es tan pobre que no pueda ayudar, ni tan rico que no pueda necesitarla. ¡Ayúdanos a tener una batalla justa!

ABUELITAS:

Es mejor tenerla y no ocuparla, que ocuparla y no tenerla. De concretarse la posibilidad de que Profeco, gracias a la gestión de la gobernadora, ponga una representación en Colima, sin duda no se darán a basto. Se de buena fuente que existen muchas inconformidades en espera de una atención adecuada y muchas más que la gente perdió interés por no tener recursos para ir al vecino estado para ser atendidos. Saldría más caro el caldo que las albóndigas, así que mucha gente desiste y se queda con su coraje por los abusivos mercaderes. Ojalá sea pronto, seré el primero. Es cuánto.