TONALTEPETL

0

Por: Gustavo L. Solórzano

¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Lucas 6, 41-42)

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual. La cuaresma es sin duda, el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia católica para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. La cuaresma comienza el miércoles de Ceniza y acaba el Domingo de Ramos, en ese período no se canta el “Aleluya” ni se recita el “Gloria”. De niños, mi madre preparaba deliciosos platillos libres de carne, al respecto la palabra sagrada relata el ayuno que hace Jesús cuando se retira al desierto y es tentado en tres ocasiones.  Aunado a lo anterior, Moisés esperó 40 días antes de subir al Sinaí, Elías caminó durante 40 días hacia el Horeb y la marcha de los judíos por el desierto duró 40 años.

La longitud del ayuno cuaresmal se estableció en el siglo 4 hasta por 40 días, naturalmente durante este tiempo, los participantes comen con moderación o simplemente renuncian a un determinado alimento o hábito. Desde 1966 el ayuno y la abstinencia durante la cuaresma son solo obligatorios el miércoles de ceniza y el viernes Santo, la hambruna mundial hizo que el Papa Paulo VI (Constitución Apostólica) reflexionara en este hecho. Sin embargo la penitencia que sustituyó al ayuno fue más dura, abstenernos de comer carne humana.

A que me refiero con evitar la carne humana, pues es sencillo, cuando evito juzgar a mi prójimo, a mi vecino, a mi hermano. Eso es no comer carne humana, “luego sucede que vienen a la iglesia se dan golpes de pecho, cuando salen vuelven a ser los mismos”. S.S.J.P. Segundo.

Las ricas tortitas de papa, han sido desde entonces mis favoritas junto con la sopa de tortilla y su ramita de yerbabuena, entre otros ingredientes que mi madre agregaba. A la par del reencuentro espiritual que la cuaresma representa, era también una fiesta para nosotros por el cambio en la alimentación, la carne no me gustaba. Para mi madre era un esfuerzo momentáneo por  lo mismo, “nada les gusta”, decía, en su natural desesperación ante una economía no muy favorable. Hoy me comería hasta piedras si ella estuviera aquí para cocinarlas.

Como el grano de trigo que se hunde en la tierra, Dios saca vida de las cenizas. Por ello la cuaresma nos recuerda nuestra condición débil y caduca, nos pone delante nuestra fragilidad y nos permite recordar que nada es para siempre.

Hagamos pues, en esta cuaresma un ayuno grato a los ojos de Dios. Tiende la mano a tu enemigo, mantén una atmósfera de paz en tu trabajo y en tu familia, ten valentía y confiesa tu fe en cuando sea necesario, descubre las necesidades de los más próximos y apoya, libérate de algún apego, busca el silencio y acércate a la luz, sin duda estamos a tiempo.

2019, 66 años de la A.C.P.E. en Colima, es cuánto.