TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

La voz se escucha angustiada, es una mujer que narra lo que teóricamente le pasó a una amiga suya. A mitad de la grabación la mujer se escucha conmovida, parece que llora. Para cualquier persona es un mensaje  convincente. Más tarde un reportero da cuenta de la falsedad de la grabación, sin embargo el daño está hecho, mucha gente cayó en el juego de la información tergiversada, misma que ahora parece ser el modus vivendi de una sociedad mal informada por la violencia que impera en ciertos niveles sociales.

El caso al que me refiero es el de un hombre que estuvo a punto, supuestamente, de robarse a un niño del vehículo en que viajaba con sus padres. La realidad, al parecer una persona afectada de sus facultades mentales agredió verbalmente a los ocupantes del vehículo y parece que si tuvo un contacto físico menor, con un niño que viajaba a bordo. Resultando en consecuencia que el padre agrede, en defensa al transeúnte y da pie a que intervenga la policía. De lo anterior se deriva la sugerencia de poner una denuncia en contra del “Agresor”, lo cual, al parecer nunca sucedió.

¿Qué nos está pasando? Aunado al deterioro en la comunicación familiar, las redes sociales están sirviendo para generar caos y enviar información falsa y alarmante. Lo peor no solo es que la gente crea algo sin fundamento, sino que encima de ello difunda algo que afortunadamente, en la mayoría de los casos es totalmente falaz. De pronto llega información de gente seria, adulta, madura, que, víctima de la contaminación generada por personas de buena fe e ignorantes de la verdad, envían lo que les llega, sin cerciorarse de su procedencia y quizás pensando que hacen un bien, cuando en realidad es todo lo contrario. Es urgente que podamos entender como ciudadanos, que a nada nos lleva compartir temas carentes de veracidad y aun si lo fueran, poco o nada puede hacer un ciudadano común y corriente ante un hecho de esta naturaleza.

“No existe denuncia sobre este tema” ha señalado la fiscalía estatal cuando se le ha requerido información sobre algún supuesto hecho de esta naturaleza. Lo anterior quiere decir que si no existe denuncia, o no es real o la situación no pasó a mayores y los involucrados decidieron dejar las cosas por la paz. Es necesario que como sociedad, cuidemos de nosotros mismos y una buena manera de hacerlo es evitar rumores y hacer en consecuencia, un uso responsable de las redes sociales. Indudablemente, créame, de nada sirve, en nada ayudamos compartiendo lo que se llama basura cibernética, máxime cuando esta no es real.  Seamos pues, respetuosos y en bien propio y de nuestro Colima, cuidemos lo que nuestros dedos escriben en el teclado.

ABUELITAS:

¿Se acuerda del agente de tránsito que cité en esta columna hace días? El de los guantes blancos y cuya forma tan especial para dirigir el tráfico le ha ganado la admiración y el respeto social. Pues resulta que lo tienen castigado, si, leyó usted bien, el agente está abriendo y cerrando un portón en las oficinas de su dependencia. O sea, se la pasa desperdiciado burdamente por órdenes no se de quien. Que lamentable y penoso que una persona de criterio, profesional, ameno y servicial, sea sacado de las calles y confinado a un trabajo tan modesto. Hacen falta más manitas blancas en las calles amigo presidente municipal Leoncio Morán Sánchez, que coadyuven con tu gobierno para recuperar la buena imagen de los servidores públicos.

2019, 66 aniversario de la A.C.P.E. en Colima. Es cuánto.