TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

Le pedí al manzano que me hablara del amor y el manzano floreció. Fragmento de un canto indígena.

En estos últimos días las noticias son poco halagüeñas, el temor y la indiferencia se conjugan entre la población ante el riesgo de la barbarie, la muerte, la guerra. Si como lo ha expresado Quino, el padre de Mafalda, quienes deciden la guerra fueran a vivirla, seguramente viviríamos en paz todos. Según una de tantas fuentes,  “murieron 400 mil soldados norteamericanos, 200 mil polacos, 292 mil franceses y 500 mil yugoslavos, 16 mil nazis al principio y después 500 mil militares luchando contra Estados Unidos y el Reino Unido en el Frente Oeste”; posteriormente en Europa, el ejército Alemán “perdió 2,8 millones de soldados”. Por otra parte, “Los Aliados ganaron la guerra gracias a la Unión Soviética, y ésta sufrió el mayor número de muertes militares: 8.7 millones de soldados soviéticos murieron en la Segunda Guerra Mundial”. Finalmente le diré que aunque es un número sujeto a duda, porque pudieron haber sido más, algunos dicen que la cifra alcanzó los 40 millones.

Sin duda más allá de las maquilladas estadísticas muchas personas más murieron y de ellas poco o nada se sabe, lo peor de todo es que tras el apocalipsis de la guerra no solo se esconde una lucha de poder sino también la depuración de la raza, ya somos muchos y lo que hay no alcanza, entonces viene la barredora mundial disfrazada de historia, prepotencia y poder. Hoy tan solo basta un botón para abrir las puertas del averno, aquellas batallas de cuerpo a cuerpo también se modernizaron horrorosamente para dar paso una pesadilla inenarrable e inentendible para los de nuestra época. “Todas las tardes a las cinco de la tarde todos los hispanos nos uníamos a cantar en la selva, mientras llorábamos nuestras penas, (Francisco Cabral Robledo, veterano de la guerra de Vietnam) El 16 de marzo de 1968, una compañía de soldados estadounidenses entró a la aldea de My Lai 4 en Vietnam. Más tarde un soldado dijo: “Nos ordenaron matar y destruir todo lo que encontráramos en la aldea. Nos dijeron claramente que no debíamos tomar presos”. “Bombardear hasta hacerlos regresar a la edad de piedra”. General Curtis LeMay durante la guerra de Vietnam. Me da vergüenza, tristeza, rabia e impotencia leer para escribir lo que hoy comparto, difícil creer que un humano le haga esto a otro humano, de hermano a hermano, de un hombre armado a un indefenso, a un niño a una mujer.

Esta es la miseria de la guerra, la pobreza de los poderosos que buscan dominar y con ello prevalecer por encima de los demás. Algo que necesitamos evitar desde nuestra conciencia de vida, entender la gran responsabilidad que se nos ha conferido al nacer en este planeta, ser corresponsables en el cuidado y resguardo de lo que se nos ha prestado. Pongamos nuestro pensamiento positivo al servicio de la vida, es posible.

ABUELITAS:

¿Me gustaría saber bajo qué arbitrario criterio recogen un vehículo los agentes de vialidad? Ayer me tocó ver a tres de ellos bastante activos, tres multas, en una distancia no mayor a tres cuadras. En la motocicleta viajaba una familia de tres, papa, mama y un menor que con cara de angustia esperaba sentado en la banqueta sin saber que pasaba, entendiendo que algo no estaba bien pues la patrulla estaba ahí. Los otros dos eran automóviles que fueron detenidos al azar, sin una causa aparente, solo se les recogió un documento, supongo la licencia, mientras era llenado el folio. Instantes después una compañera me comentó, “hace rato un agente agarró a dos ahí mismo”. Es cuánto.