TAREA POLÍTICA

0

REPETIDORES

Por: José Luís Santana Ochoa 

De los diez presidentes municipales electos que entrarán en funciones el 15 de octubre próximo, tres ya desempeñaron el cargo (Ernesto Márquez Guerrero, Armería; Crispín Gutiérrez Moreno, Ixtlahuacán; y Horacio Mancilla González, Minatitlán) y dos de estos ( Gutiérrez Moreno y Mancilla González) ya pasaron además por el Congreso del Estado, por lo que saben perfectamente lo que les espera a su regreso a sus respectivas alcaldías que ahora enfrentan mayores problemas y limitaciones sobre todo de tipo financiero y operativo, pero también nuevos retos y oportunidades que los  pondrán nuevamente a prueba.

El regreso del empresario armeritense a las oficinas que ocupó por primera vez en el trienio 2003-2006 lo posiciona como el único en la entidad y entre los muy pocos a nivel nacional en haber conquistado tres veces con diferentes siglas y colores partidistas el cargo de alcalde que tan importante y trascendente es para la vida social, económica y política de la comunidad municipal que volverá a gobernar, máxime tratándose de una que cotidianamente se aferra a su viabilidad como tal. Ernesto Márquez Guerrero tiene como mayores fortalezas el conocimiento de la gente a la que volverá a servir y de todas las carencias y posibilidades de las colonias, barrios y comunidades del municipio, pero sobre todo, de la necesidad imperiosa de recuperar la prosperidad económica perdida hace décadas ya por el municipio cuyos habitantes merecen más y mejores oportunidades de empleo e ingresos.

Más que un presidente municipal ocupado en la solución de los problemas relacionados con los servicios públicos, laborales y de asistencialismo a la población en pobreza extrema, de Ernesto Márquez Guerrero debe esperarse que sea un eficaz promotor del desarrollo integral de su municipio que merece mejor suerte, por lo que su valioso tiempo deberá dedicarlo a la gestión y al cabildeo, a tocar puertas, para atraer inversión pública y privada, lo que implica no dejarse atrapar entre las cuatro paredes de la principal oficina de la presidencia municipal de Armería.

Horacio Mancilla González, por su formación profesional, experiencia legislativa y en la función pública municipal, oficio político y conocimiento de la problemática de Minatitlán, incluida la derivada de la vecindad con Jalisco, es garantía de relaciones armónicas, constructivas, entre la población minatitlense y el Consorcio Minero Benito Juárez Peña Colorada, y de ambos con las comunidades jaliscienses vecinas. Sus probadas capacidades de diálogo y negociación serán determinantes para que Minatitlán y el estado de Colima lleven la fiesta en paz en el artificialmente creado por los gobiernos jaliscienses problema de límites. El próximo gobernador del estado tendrá en él a un excelente asesor y aliado en el tema.

La continuidad en los próximos tres años de los mejores programas y acciones de la administración municipal de Minatitlán por concluir, está asegurada en virtud de que Horacio recibirá la estafeta de su hermano Alejandro, relevo fraternal que por primera vez se da en Colima por elección directa en la etapa de contiendas electorales reales, competidas, de a de veras. La alternancia será en familia.

Ernesto y Alejandro les ganaron de manera clara y contundente a sus adversarios priistas contiendas a pesar de que fueron postulados por el corruptazo Partido Verde Ecologista de México que en Colima tiene como franquicitarios a los honorables Nabor Ochoa López y Mariano Trillo Quiroz, par de malandrines de la grilla política a los que Márquez Guerrero y Mancilla González deberán juzgar de cotón largo, pues sus respectivas victorias no se las dieron ellos sino los armeritenses y minatlitenses a quienes sólo se deben.