TAN MALO EL PINTO COMO EL COLORADO

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Por José Díaz Madrigal

Durante las fiestas del centenario de la independencia de Brasil en 1922, México estuvo presente en aquel lugar como país invitado. Alvaro Obregón, designó como embajador especial para encabezar la comitiva mexicana, al flamante Secretario de Educación Pública, José Vasconcelos. ¡A usted lo quieren por América del Sur! -le dijo Obregón-. La comitiva de la que se hará cargo, consistirá en funcionarios de la administración que usted elija y, de poco más de cien cadetes del Colegio Militar.Efectivamente, Vasconcelos el mejor ministro del obregonismo, fundador de la actual SEP; era conocido por su incansable y eficaz labor educativa, que trascendió más allá de las fronteras. Motivo por el cual, profesores y estudiantes colombianos lo declararon Maestro de la Juventud, pronto fue secundado por varios países de la región aprobando ese título honorario.Don José y sus compañeros partieron primero en un barco de línea de pasajeros,  mientras los cadetes lo hacían en un buque de guerra de la marina mexicana. Llegando a Brasil con algunos días de anticipación a la fecha señalada para el desfile, en que iban a participar contingentes militares de distintas partes del mundo.Entre los acompañantes civiles que salieron rumbo al sur, estaban varios escritores de renombre: Carlos Pellicer, Julio Torri,  Pedro Enriquez y otros más. De parte de los cadetes, el único que se hizo notable más tarde,  era el futuro Secretario de la Defensa Nacional, general Marcelino García Barragán.Arribaron a Brasil donde fueron recibidos con esmerada atención, por parte del gobierno y la prensa brasileña. De estos últimos, dice Vasconcelos, -había uno o dos periodistas que se pegaron al grupo de civiles mexicanos, en los distintos recorridos que hicimos por tren a pueblos y ciudades; se mostraban inteligentes y comedidos, adivinaban nuestras emociones, tenían orgullo de su Brasil y abrían los ojos con curiosidad afectuosa por nuestro México.El mero día de la fiesta, cuando se llevó a cabo el desfile militar de las distintas naciones que fueron invitadas al acontecimiento; pasaron primero los ingleses, disciplinados, sin rigidez ni arrogancia. Le siguieron los gringos de aspecto impetuoso. Luego vinieron japoneses, argentinos y uruguayos. Enseguida pasan nuestros mexicanos, a ellos se les hizo un honor particular, los separaron del desfile y los colocaron en formación justo a lado de la tribuna presidencial; como sí fueran cadetes brasileños. Esa distinción para México fue conmovedora. El pueblo entero aplaudió a los nuestros.En septiembre pasado se festejó el bicentenario de la independencia de Brasil, pero ya sin la lucidez ni el esplendor que tuvo hace 100 años. Invitaron a la conmemoración únicamente a 3 pequeños países de lengua portuguesa. Tal vez será por el olvido de los actos protocolarios que la ocasión lo merecía, cambiado por eventos tumultuosos, sin invitar a la fiesta nacional a muchos países como se hizo en otros tiempos; o será que aparte del olvido, el pueblo brasileño se encuentra tan dividido políticamente como nos sucede a los mexicanos en la actualidad?El caso es que este domingo hay elecciones presidenciales en Brasil. Entre varios candidatos, la atención está centrada en los dos más fuertes y más polémicos: Luiz Inácio Lula da Silva y el actual presidente Jair Bolsonaro. El primero ya fue presidente por dos períodos consecutivos, por corrupto fue llevado a la cárcel. Salió del tambo como gallo de pelea, con ganas de competir otra vez por el primer puesto de su patria. Viene más agresivo y virulento contra sus rivales, con promesas y ofertas solo para exaltar su personalidad de viejito bonachón, pero tramposo y delincuente. Ese tipo de discurso embaucador, lo tiene en la antesala de la presidencia. Con muchas posibilidades de ganar.Bolsonaro aparece en segundo lugar en intenciones de voto, al igual que Lula no canta mal las rancheras, es una figura de reacciones rudas y agresivas; con poca consideración para temas ambientales. Ha estado permitiendo la deforestación del Amazonas, el llamado pulmón del mundo. Su grito de campaña es: ¡Que no los engañen, está en juego nuestra libertad!No hay ni a cual irle, sí al pinto o al colorado; a cual más de maletas y polarizantes. El primero izquierdista delincuente y el segundo furioso y perjudicial para el medio ambiente. Tan malo el uno como el otro.En Brasil existe el sistema de segunda vuelta. Por lo pronto hoy se decide sí la contienda termina en este día o en 4 semanas. La moneda está en el aire.