Suicidios

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Sociedad de la información

Por: Alfonso Polanco Terríquez

Desde hace cerca de una década en este espacio hemos afirmado que este tema -hoy ya de salud pública- es un enfermedad de la que deben ocuparse ya la los centros de salud, así como la sociedad en general, principalmente quienes son padres de familia porque son demasiados jóvenes y niños que están en riesgos, la tasa en la entidad en vez de disminuir a aumenta.

Hay muchas formas de suicidarse, las más fáciles de identificar son aquellas cuando una  persona decide privarse de la vida en la soledad con un arma blanca o de fuego, las más difíciles de percibir son quienes en su actividad diaria realizan, por citar: consumir alcohol, cigarros o bien, drogas, inclusive aquellos o aquellas que les encanta andar con personas peligrosas.

De favor observen su entorno, miren personas que se dicen adultas actuar como niños, mayores de edad cayendo en vicios, poniendo ejemplo a la niñez y juventud, demasiados jóvenes en antros más que en centros culturales o deportivos, niños o adolescentes abandonados y violentados por los padres, que dedican más tiempo a la vida social que a sus hijos, en esto debiera haber un alto o encarcelamientos a quienes se les identifique, la ley debiera prever que estos tipos de delitos se sigan por oficio más que por denuncia.

Emilio Durkheim en Le Suicide, edición de 1960, página 5, define al suicidio como “todo caso de muerte que resulta directa o indirectamente de un acto positivo o negativo realizado por la victima misma, y que, según ella sabía, debía producir este resultado”. Este mismo autor abunda en precisar que los suicidios son fenómenos individuales que responden a causas esencialmente sociales.

Nos debe de quedar claro que los suicidios no se originan en el individuo sino en la colectividad, estas son las causas reales o determinantes para quienes deciden privarse la vida, es decir, tal o cual individuo decide suicidarse porque probablemente responde por su constitución psicológica, por su debilidad nerviosa y por ciertas perturbaciones neuróticas.

El caldo de cultivo para esto último que nos habla E. Durkheim, de que en la colectividad está el origen de los suicidios, en Colima persiste y poco se hace para cambiarlo, cuando las autoridades actúan es cuando hay una muerte, y por lo general o se entierra, o se castiga, pero pocas veces obligan a las personas a tratarse. No basta con citar que ya tuvo las terapias, hay que investigar si hubo un cambio de conducta, de pensar.

Incluso podemos mencionar que el personal profesional y medicamentos con que se cuenta en el Centro de Justicia para la Mujer, en la Procuraduría del Menor, en la Fiscalía General del Estado, en el DIF, en los centros de rehabilitación juveniles del gobierno federal, son pocos para las necesidades reales en la entidad, este rubro merecería una atención especial de los diputados para su incremento en presupuesto para disminuir realmente el suicidio.

A las autoridades, maestros, doctores, psicólogos, licenciados, agentes del ministerio público, jueces, magistrados, les debe quedar claro lo citado por Emile Durkheim en cuanto al suicidio, de que existen fuerzas fenómenos o fuerzas cuyo basamento es la colectividad (hogar, la familia, el barrio, la escuela, los amigos, por citar) y no en la suma de los individuos.

Mientras se siga tratando de manera individual la situación, será imposible detener la violencia o agresiones en nuestro entorno, ya que hay fenómenos sociales específicos desde el hogar, familia, amigos, que se imponen a las decisiones o fenómenos individuales que lo impulsarán a la muerte, de modo que se crea que obedece a su propio impulso, cuando en realidad no es más que el juguete de fuerzas colectivas que no fueron corregidas por los padres, que están más preocupados por vivir su vida que por poner atención a los niños o adolescentes.

Dedicado a quienes no ven que en su andar o actividad sin preverlo se están suicidando. La solución está en nosotros, no sólo en el gobierno. Nos vemos en otra entrega.