Sociedad invisible para sus diputados

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Democracia deliberativa

Por: Ángel Durán

Hay una historia, donde una anciana de muy avanzada edad, se siente abandonada por su familia, ya no la ven, ya no la toman en cuenta, dejó de ser importante para quienes un día la amaron. La sociedad tiene exactamente esa misma sensación con sus diputados y diputadas. En un momento de la historia ésta, creó sus propias reglas y nombró a sus hijos más predilectos para que la representaran, para que opinaran por ella, para que la defendiera, para que fuera su escudo protector y ¿qué pasó? en un principio así fue; la protegía, luchaba por ella, luchaba por conseguir sus fines y poco a poco conforme fue pasando el tiempo, sus representantes empezaron a crecer, y, crearon sus propias reglas, empezaron a preocuparse por ellos mismos, ya no veían a la sociedad como su creadora, se fueron agrupando y emergieron los intereses de grupo, empezaron a coordinarse entre ellos, para utilizar su demagogia como herramienta de comportamiento social, cada vez que se acordaban de su pueblo, era cuando los tenía que elegir y en ese momento se volcaban, todos unidos, para volverle a decir lo tanto que la amaban y lo tanto que la protegerían, explotando sus necesidades, sin el más mínimo intento de voluntad por hacerlo una vez que estuvieran en el poder, solamente, la ocupaban para llegar, luego de ser usada, la sociedad se les vuelve invisible, no la ven, renuevan su lenguaje demagógico, violan la ley a la vista de todos, son insensibles, aun así, si su pueble les gritara, les pidiera apoyo o la vieran resquebrajada, no la auxilian, la abandonan; solo por momentos, la utilizan para que los vuelva elegir; con técnica de mercadotecnia crean para convencerla, y todo el tiempo le dicen, que lo que hacen es por el.

Esto es lo que pasa actualmente con los diputados y diputadas en nuestro país, viven en su mundo, manejan dos discursos, uno de carácter social, que es la demagogia y gritan a campo abierto y no les da vergüenza, que quieren y aman a su pueblo, nada más falso que eso, pues en los hechos y en la realidad, es una falacia, se han acostumbrado a no tener pena por decirlo, cuando saben que eso no es cierto, cuando saben que lo hacen, por un fin distinto, el segundo discurso es, la mentira en el ejercicio legislativo, trabajan por costumbre, esa costumbre que se aparta de la ley y que en vez de legislar aprovechan cualquier oportunidad, para repartir migajas a un pueblo olvidado e invisible, esa tarea no les corresponde al legislador por esencia natural, lo hacen solamente por gritar a los cuatro vientos que son solidarios, pero nada más falso que eso, la sociedad sigue viendo demagogia, pero su diputado o diputada, tiene otro modelo de comunicación, lo ve como trofeo, con recompensa, sin importar la explotación de sus necesidades elementales, ¿que acaso este legislador, no se da cuenta que cuando entrega “despensa” le corresponde al Estado, le corresponde a otra institución del propio gobierno y no a él? ¿por qué no exige de manera permanente que su pueblo no tenga hambre? ¿por qué no exige que a su pueblo le satisfagan sus necesidades básicas? ¿qué acaso ha olvidado los derechos de su sociedad y de quién lo llevó al poder? 
Una característica que la sociedad invisible es cuando su legislador, cuando la ocupa le dice: “mi gente bonita“ “lo hago por mi pueblo“ “en estos momentos de pandemia debemos estar unidos para ayudar a mi pueblo“ nada más falso hay detrás de estas palabras, y saber qué, el legislador está lucrando con la necesidad social y le está dando la espalda. 

Si usted quisiera ayudar a su pueblo diputado (a) tendría que cumplir su función como lo dice la ley, eficientar su tarea legislativa, luchar como un poder independiente del Estado, mejor ayude a mitigar como gestor las necesidades sociales y le respeten sus derechos en un sentido realista, que se olvide de tomarse la fotografía dando dádivas, eso no es fomentar la democracia, eso invisibiliza a la sociedad, pues está explotando sus necesidades; un legislador, debe ser líder en el Congreso, debe luchar por garantizar un sistema legal que beneficia su pueblo, que los otros dos poderes del Estado haga su función única y exclusivamente para beneficio y progreso de la sociedad, que evite que la exploten y que los acuerdos que tomen, respeten la ley y siempre tendrán que identificarse con el respeto a la dignidad humana; todo lo demás que vaya en contra de conseguir estos resultados invisibiliza a la sociedad, todo legislador o legisladora que se atreva en estos tiempos, a lucrar con las necesidades humanas, (dando despensas o dinero) sería mejor dedicarse al comercio o a otras actividades propias de lo que se ve que hacen, pero no a la tarea de un legislador.

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