ROBESPIERRE. . . OBRADOR, EL INCORRUPTIBLE

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Por José Díaz Madrigal

Se llamaba Maximiliano Robespierre, político de la Revolución Francesa; que junto con otros personajes como Danton y Marat, mandaron al rey Luis XVI a la guillotina; marcando la transición de la monarquía a la primera república en Francia.

De los tres revolucionarios mencionados, Robespierre era un coyote astuto; los tres pertenecían al grupo izquierdista de los jacobinos. Implementaron un régimen de terror en el que mandaron matar a muchos ciudadanos galos, por el delito de pensar diferente a ellos.

Danton que mostró cierta compasión hacia sus rivales políticos, cayó guillotinado por orden de los otros dos; con el argumento de que la compasión es, un acto de corrupción.

Marat soltó la lengua, diciendo que para que el terror terminara; faltaba tributarle  a la muerte, todavía la vida de miles de franceses. Nomás por este dicho, pagó con su propia vida; muriendo asesinado por la mano de una bella joven, mientras se duchaba en una espumosa tina de baño; le clavó hasta el mango, un cuchillo en el mero corazón. He salvado a Francia, exclamó la joven después que despachó a Marat al mundo de los difuntos.

Luego de la muerte de Marat, Robespierre quedó como el manda más de ese periodo de la Revolución Francesa conocido como “el terror de la guillotina”. Era inamovible en sus resoluciones. Para congratularse con el pueblo, adoptó medidas sociales aparatosas, encaminadas a ganarse el apoyo del populacho; sin embargo ya solo en el poder, se hizo más radical; desconfiando de todo mundo. Mandó implementar la ley de los sospechosos, convirtiéndose en un verdadero tirano; persiguiendo a todos sus enemigos políticos. Por no aceptar consejos de nadie, tampoco sugerencias de ninguna índole; el público lo bautizó como Robespierre el incorruptible.

Para un coyote se ocupa un perro, reza un refrán mexicano y; el tiro le llegó de uno de sus siniestros chalanes, Fouché, el genio tenebroso. Este movió los hilos tras bambalinas y mandó al incorruptible a la máquina de cortar cabezas, terminando así; con el reinado de terror.

La cortina de humo que está desplegando López Obrador, con el asunto de los videos acerca de los sobornos hechos por Lozoya, además de la lista de nombres que filtró a los medios esta misma persona; tienen varios objetivos que cumplir, para la actual administración.

Antes que nada, la primer finalidad es querer ocultar su abierta ineptitud. Este frustrante presidente pensaba que el país se gobernaba a mera lengua a pura saliva y, lo que hace es distraer la atención de los múltiples problemas que enfrenta la nación: retroceso económico, pérdida masiva de empleos; México entre todos los países del mundo, es el tercero que peor ha manejado la pandemia; de un total de 194 países soberanos que reconoce la ONU.  Es decir, su ineptitud es un acto criminal.

El segundo punto, es la estrategia de que rueden cabezas de sus rivales políticos. El incorruptible Robespierre. . . Obrador, califica a todos sus adversarios políticos como corruptos. Cínicamente él se cree que es el único eficiente y puro; siendo que los resultados reales de lo que ha hecho, dicen otra cosa.

Este decepcionario  presidente, todavía tiene la desfachatez de reclamar a los medios, que el video de Lozoya y los sobornos; no tenga la misma difusión, que en su momento se le dieron a los sobornos que recibía Bejarano (mandado por él) y que en aquel entonces, el decepcionario andante, los consideró como un complot en su contra.

Con el correr de los años, los mexicanos  hacemos poca memoria de las canalladas que ha sido capaz de hacer el presidente. Él que fue durante la administración de la ciudad de México, jefe de Bejarano y de Imaz; una verdadera dupla de estafadores. Pues hoy la esposa de Bejarano es flamante senadora de la república y la que hasta no hace mucho era la esposa de Imaz, es la actual jefa de gobierno de la ciudad de México y, lo que es más grave; el mismísimo Robespierre. . . Obrador, jefe de aquellos delincuentes es el presidente de la república.

Lozoya debería estar en la cárcel, pero se ha convertido en el principal aliado del presidente para sus oscuros fines, la de ocultar su pésima administración y la de descabezar a sus oponentes políticos. Se cuida de sus enemigos externos, pero tiene descuidado el flanco interno, tiene magullados a algunos de su primer círculo. Le pudiera suceder como al Robespierre original, no la vió venir y el golpe traidor lo recibió de uno de su consideración.

En este caso, no es que literalmente lo vayan a decapitar; pero la zancadilla para hacerlo caer, se la va a dar uno de su propio equipo.