RECONOCIMIENTOO A LA PGJ

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

La inseguridad en que vivimos los mexicanos sigue siendo un tema muy debatido en la política, en los negocios, y por supuesto en la actual etapa post sucesión presidencial. El territorio nacional todo está manchado de sangre, se ha avanzado poco en el tema, aseguró EPN el 16 de este mes. Y en efecto, no se escapan a la violencia ni sacerdotes ni periodistas, ni políticos ni personas inocentes que tienen la mala suerte de estar presente en momentos álgidos de violencia.

En muchos estados, la delincuencia ha sentado sus reales y distintas células o bandas disputan fieramente territorios originando violencia sin freno que debe combatirse enérgicamente aun contra del argumento de que, al final, las ejecuciones y el terror son entre ellas.

Colima, según registros oficiales correspondientes a cifras del Secretariado ejecutivo del sistema nacional de seguridad pública, cobra un respiro en materia de homicidios dolosos al bajar estos a 61 casos en abril, once menos que el mes anterior, con una reducción en junio del 40 por ciento. Algo es algo. Pero no obstante esta baja en las cifras, nuestra entidad sigue manteniendo uno de los primeros lugares en la tasa nacional de homicidios por cada 100 mil habitantes. Mas el reconocimiento a LA PGJ como segunda en una evaluación nacional por la organización Impunidad Cero, presagia que los avances podrían seguirá dándose los meses siguientes.

Las cifras indican que, efectivamente, han bajado los homicidios dolosos en Colima los últimos meses, a diferencia del contexto nacional en el que el primer cuatrimestre del año se convirtió en el más violento en la historia de México al registrarse 8,900 carpetas de investigación contra solo 44 en Colima el mes abril.

Es deseable que las cosas continúen mejorando aunque sea poco a poco. Ya basta de tanto crimen y tanta sangre, de tantos muertos amontonados en los anfiteatros. A los mexicanos se nos ha sometido a un contexto vulnerable de absoluto desprecio a la vida humana, lo que repercute no solo en la felicidad malograda de las familias sino en aspectos vinculados al trabajo, la educación, la recreación y la economía del sistema productivo.

Es lógico que inversionistas   piensen no una sino mil veces apostar sus capitales y crear fuentes de trabajo en ciertas regiones. Tienen temor fundado. Pocos arriesgan cuando el derecho es un instrumento en veremos y el Estado no protege a los particulares en sus actividades y proyectos como debiera. Actualmente, en varios estados miles de comercios han cerrado por sufrir extorsiones y amenazas de toda índole. Hay, aparte de esto, una migración callada, invisible, de muchas familias que dejan sus lugares de origen y venden lo poco que tienen para huir de la muerte y comenzar una vida nueva en el lugar que sea.

Colima tiene que recuperar la paz. Las autoridades tienen que seguir trabajando con estrategias eficaces y con orden, con el compromiso insoslayable de ejercer la fuerza del Estado para garantizar una vida armónica para todos. Este debe ser su compromiso insoslayable.

No debe haber tregua en esta tarea, pero la sociedad también debe hacer su parte sin rehuir obligaciones. El lector dirá ¿ cómo puedo yo poner esa parte que me toca ? Yo le diría: cumpliendo deberes como un ciudadano ejemplar. Si se es un estudiante, no apartarse de la línea del estudio tratando de ser mejor cada día. Si se es padre de familia, educando a los hijos en el amor y el cuidado permanente y estando al pendiente de su desarrollo. Si se es trabajador de empresa o de gobierno, esmerarse en ser el mejor teniendo un desempeño ético, transparente y comprometido. En fin, hemos de estar conscientes de que nuestros actos buenos o malos impactan a nuestra comunidad y la hacen feliz o infeliz.

Nadie tiene derecho a fincar su felicidad en la desgracia de otros. Hemos de aprender los mexicanos a vivir en la legalidad, a rechazar las transas para avanzar, a no simular ni mentir para sacar ventaja. Respetar a las instituciones. No hacer a otros lo que no quieras que te hagan a ti. Así de sencillo.

Se culpa al gobierno de todo lo malo que ocurre y vaya que tiene responsabilidad en mil cosas, pero los ciudadanos no ven la viga en el ojo propio. Podrá decirse que hay   funcionarios faltos de probidad, pero también hay ciudadanos que no lo son a cabalidad, solo son de fachada.