PROFEPA rescata guacamayas y cocodrilo

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COLIMANOTICIAS

Manzanillo, Col.- La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) aseguró precautoriamente dos guacamayas verdes (Ara militaris) y recibió de manera voluntaria una cría de cocodrilo americano (Crocodylus acutus) que fue liberada en su hábitat natural.

Inicialmente, personal de la PROFEPA levantó un Acta de Inspección en materia de vida silvestre al representante legal de un hotel ubicado en la Península de Santiago, en el Municipio de Manzanillo, por no exhibir la documentación oficial que expide la SEMARNAT para realizar actividades de aprovechamiento extractivo y acreditar la legal procedencia de los ejemplares de vida silvestre que tenía en posesión.

Así, de acuerdo al artículo 117 fracción I de la Ley General de Vida Silvestre y su Reglamento, la PROFEPA impuso como medida de seguridad el aseguramiento precautorio de las dos guacamayas verdes adultas, mismas que quedaron en resguardo de esta Unidad Administrativa.

Dichos ejemplares de fauna silvestre presentaron un aparente buen estado de salud, sin que se les haya podido determinar el sexo debido a que no existe el dimorfismo sexual en esta especie.

El aseguramiento procedió no sólo porque el inspeccionado no presentó la documentación referida, sino también por las adversas condiciones en que las tenía dicho hotel en un área muy pequeña de sus instalaciones.

Cada uno de las guacamayas tiene un peso aproximado de 800 gramos y 80 centímetros de largo, sin presentar plumas o alas mutiladas, ni un sistema de marcaje, observándoseles callosidad en la planta de las patas y en la parte caudal de ambos tibiotarsos. El estado de las plumas es brilloso y no se les detectó ectoparásitos ni heridas, golpes o fracturas.

La guacamaya verde está listada en la NOM-059-SEMARNAT-2010 en la categoría en peligro de extinción, cuya distribución no es endémica.

En otra actuación, los inspectores de la PROFEPA recibieron por parte de elementos de Protección Civil una cría de cocodrilo de aproximadamente un año de edad y en aparente buen estado de salud, luego de que un particular la entregara voluntariamente a la precitada dependencia, argumentando que ya no lo podía tener en posesión y que preveía situaciones de riesgo, por lo que fue liberada en la Laguna de Cuyutlán, en el Municipio de Armería, considerado dicha zona como como su medio natural.

La longitud total de los adultos es de unos 5 metros y su peso medio es de 500 kilogramos, lo que los convierte en los mayores cocodrilos de América. Su cabeza es estrecha y larga, con el morro ligeramente curvado, del que sobresalen los dientes cuando la boca está cerrada. Las escamas son de color claro y las patas son más cortas y la cola está muy desarrollada.

Los párpados se abren y cierran lateralmente y están provistos de glándulas que secretan el exceso de sal a través de los ojos en forma de las famosas “lágrimas de cocodrilo”, razón por la cual pueden vivir tanto en aguas dulces como salobres e incluso adentrarse en el mar para colonizar nuevos territorios. Debido a su metabolismo ectotermo, pueden pasar largos periodos de tiempo sin comer y hasta dos horas sin respirar.

Esta especie se encuentra listada también en la NOM-059-SEMARNAT-2010 sujeta a protección especial y en el apéndice I de la CITES.