PRESIDENTES EN PROBLEMAS (No usar cubrebocas les quitará votos)

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

“El miedo no anda en burro”, es un dicho   mexicano que usamos cuando advertimos sobre  riesgos que se pueden tener si no modificamos ciertas actitudes y que podría tener  una aplicación muy válida en un sinnúmero de políticos en el mundo que, ante la pandemia del coronavirus, han modificado últimamente sus conductas públicas porque a pesar de la soberbia que se cargan, se han convencido así sea medianamente que están en el error y que podrían incluso estar cavando su propia  fosa política. Por negarse a usar el cubre bocas  y dar con ello un  mal ejemplo, por necios,   políticos y partidos recogerán menos votos  en el corto plazo.

Cito primeramente el ejemplo del odiado Donald Trump,  que está casi en la lona por los errores múltiples que ha cometido frente a la crisis del covid, al que durante meses minimizó no obstante que el creciente número de contagios y defunciones indicaban de la provocación de una  letalidad alta. Cuando aceleraban los contagios y las defunciones, este hombre descansaba en su finca de Campo David o jugaba golf con sus cuates muy quitado de la pena. Y últimamente, viéndose casi perdido para las elecciones de noviembre, se le ha ocurrido postergarlas. Teme una derrota, que seguro llegará. Ni los republicanos, al menos los de Florida y Texas,  le creen ya.

Al paso de los meses, Trump se dio cuenta  que sus cálculos  fallaron, quiere hoy restaurar el camino aunque los muertos no volverán a la vida y el estadounidense en su mayoría, según las encuestas, dictamina por ahora que no lo quiere para un segundo período. El pueblo norteamericano rechaza a los políticos dictadores y más a uno  de “segunda categoría” tal cual lo catalogó el ideólogo Noam Chomsky.

Tan quiere reinventarse Trump  que canceló hace 10 días  una convención republicana en Florida, estado sureño que es  bisagra en las elecciones y un refugio para estadounidenses de la tercera edad que han cambiado de opinión sobre él porque sienten que no los ha protegido ante la pandemia. Simplemente por eso.       

Según  sondeo de la Universidad de Florida, el 51% de los votantes de esta entidad, bastión republicano, apoyan al rival de Trump, el demócrata Joe Biden, mientras que el 38% votaría a favor del presidente. Una brecha importante, de trece puntos, en un estado que Trump ganó por la mínima a Hillary Clinton en 2016. Y una gran diferencia respecto a la misma encuesta en abril que  daba a Biden el 46% de los apoyos, frente al 42% de Trump. Los datos apuntan a que la pandemia tiene que ver en esta evolución.

El caso del presidente brasileño  Jair Bolsonaro es patético. Ha despreciado  la gravedad del coronavirus, lo que le  está pasando factura en los sondeos aunque sigue manteniendo un amplio núcleo duro de partidarios que aceptan sus ocurrencias y sus declaraciones disparatadas. El 43,4% de los brasileños considera que la gestión del Gobierno es mala o muy mala, según una encuesta del instituto MDA para la Confederación Nacional del Transporte. En una consulta anterior, en enero, el rechazo a Bolsonaro  era del 31%. Brasil está cerca de llegar a los cien mil muertos y este hombre como si nada. Se equivocó la mayoría de brasileños que lo votó. Las democracias dan a veces resultados contraproducentes para los pueblos.

Veamos qué pasa con nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador. La aprobación del presidente Amlo registró una baja de 23 por ciento en medio de la pandemia por el coronavirus (Covid-19) al pasar de 67 por ciento en febrero a  44 por ciento en el mes de mayo, reveló una encuesta de Enkoll. Su director,  Alejandro Cacho,  explicó que de acuerdo a los datos recabados, la población desaprueba las medidas adoptadas por el mandatario durante la emergencia sanitaria, tanto en la parte económica como de salud.

En tanto, una encuesta efectuada para medir el grado de  aceptación por el manejo frente al covid de presidentes en América, situó al mexicano en un 52.8, muy por debajo de los presidentes de Uruguay, Argentina  y Paraguay, que son los más valorados por arriba del 75 por ciento. Estos datos confirmarían la medición última de Consulta Mitofsky, que indica una aceptación presidencial del 48 por ciento, que no es mala para efectos de competencia.

Observamos pues las dificultades que enfrentan esos tres presidentes frente a la percepción de sus gobernados por lo hecho contra la pandemia. Ah, por cierto, los tres  reniegan de algún modo  cuando usan el cubre bocas. No dan su brazo a torcer. ¿Cuántos votos le costará a cada uno despreciar su uso, su necedad  ? Cómo tomarán sus pueblos el hecho de que lideran en el número de muertos por covid en el mundo ?l  

 En México, los muertos siguen acumulándose; las autoridades han sido erráticas por falta de organización, por carencia de insumos y por empequeñecer al virus en un principio, y eso lo sabe medio mundo. Hay que restarle a esa falta de méritos republicanos, la escasa responsabilidad y la alta temeridad con que muchos mexicanos se  conducen frente a la pandemia ignorando sus graves consecuencias. Súmele usted el desencuentro de Amlo con los gobernadores.   Pero hay más responsables, evidentemente, no solo el presidente o los gobernadores: los ciudadanos.