Prejuicios invisibilizan papel histórico de las mujeres: Alberto González

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*Para el investigador, el perder los nombres de las mujeres puede deberse a la cultura p’urhépecha, pero no descarta su hipótesis del prejuicio, tanto del compilador de relatos como de los estudiosos de la historia.

Redacción|CN COLIMANOTICIAS

Colima, Col.-  Los nombres de las heroínas, madres, esposas, hijas, tías y ancianas de la cultura p’urhépecha fueron borrados de la historia, y cuando se las nombra se refieren a ellas como las mujeres de los personajes masculinos, a pesar de que jugaron un papel importante durante esa época, compartió Cruz Alberto González durante la conferencia “Las mujeres sin nombre de la Relación de Michoacán”, que este viernes en el Archivo Histórico del Municipio de Colima.

Para el investigador, de visita académica en la Universidad de Colima, el hecho de que el papel de las mujeres fuera invisibilizado se debe a los prejuicios de la época, ya que el fraile compilador omitió colocar los nombres; sin embargo, también sostiene que esta situación “puede deberse a los prejuicios de quienes se han ocupado de ellas (los investigadores) y ha existido una predilección por los varones”.

Sin embargo, dijo, las mujeres de la Relación de Michoacán “no sólo son moneda de cambio en la relación entre varones; las mujeres cuestionan decisiones y hacen la guerra cuando no pueden hacerlo, pues son capaces de engañarlos abiertamente, por placer o debido a sus intereses”.

La mayoría de los relatos contados por Alberto González hacen referencia a la figura femenina en sus roles de esposas e hijas, mientras que son nombradas como la mujer de, por ejemplo, la mujer de Carícaten y las esposas de Tariácuri.

Sin embargo, agregó, destacan las figuras femeninas de Quenomen y Mauina, “quienes a juicio de los informantes del documento o del fraile, no sabemos con exactitud, habían cometido dos aberraciones imperdonables: una había accedido al poder político y gobernaba un importante señorío y la otra había cometido un pecado aún más abominable: se había atrevido a decidir sobre su cuerpo, había aprendido a disfrutarlo, a decidir sobre él y compartirlo con quien ella quisiera”.

Para este investigador, por último, el perder los nombres de las mujeres puede deberse a la cultura p’urhépecha, pero no descarta su hipótesis del prejuicio, tanto del compilador de relatos como de los estudiosos de la historia.