“¡Pobres sí, arrastrados no, eso es dignidad!”, exclama Papa Francisco a marginados

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Ciudad del Vaticano.- El Papa Francisco pidió perdón a un grupo de pobres y sin techo por las veces en que los cristianos los ignoraron y se voltearon mirando para otro lado, durante una audiencia en el Vaticano.

Francisco recibió en el Aula Pablo VI, el más grande auditorio de la Santa Sede, a unos seis mil participantes en el Jubileo de las Personas Excluida, el último gran encuentro del Año Extraordinario de la Misericordia que concluirá el domingo 20 de noviembre.

En su discurso, pronunciado en español, pidió a los marginados que enseñen a la humanidad la capacidad de soñar, la dignidad, la solidaridad y la paz. Al final del encuentro varios de estos pobres se acercaron al Pontífice, pusieron sus manos sobre los hombros mientras él rezaba en voz baja.

“Para mí, un hombre, una mujer muy pobres pueden tener una pobreza diferente de la de ustedes cuando pierden la capacidad de soñar, cuando pierden la capacidad de sacar adelante una pasión propia. No dejen de soñar”, instó.

“El sueño de un pobre, de una persona sin techo, ¿Cómo será? Yo no lo sé, pero ustedes sueñen. Soñaban que un día, tal vez, podrán venir a Roma, y en este caso el sueño se cumplió; sueñen que el mundo podría ser cambiado, es una siembra que nace del corazón de ustedes”, agregó.

Sostuvo que sólo aquel a quien algo le falta mira hacia lo alto y sueña, mientras el que tiene todo no puede soñar. Y pidió a los presentes enseñarle a quienes tienen techo y comida a no estar satisfechos, a soñar algo más.

Más adelante Jorge Mario Bergoglio sostuvo que tienen dignidad las personas que son capaces de descubrir que la vida es bella incluso en las situaciones más tristes y más sufridas, cuando se ha perdido todo y no se tiene nada material.

“¡Pobres sí, arrastrados no, eso es dignidad! La misma dignidad que tuvo Jesús que nació pobres, que vivió pobre. La misma dignidad que tiene la palabra del evangelio, la misma dignidad de un hombre y una mujer que vive con su trabajo. ¡Pobre sí, dominado no, explotado no!”, insistió.

Destacó que la capacidad de ser solidario es uno de los frutos de la pobreza, porque cuando existe riqueza uno se olvida de ser solidario porque está acostumbrado a que no le falte nada.

Advirtió que la pobreza más grande es la guerra, porque se trata de una “pobreza que destruye” y afirmó que de los labios de un hombre que ha sufrido pobreza material y de salud, no puede sino salir un llamado a trabajar por la paz.

Entonces pidió perdón a los pobres, “en nombre de los cristianos que no leen el evangelio, que tiene en el centro la pobreza” por todas esas veces en las que, frente a una persona pobre o en situación de pobreza, “nos hemos dado la vuelta hacia otro lado”.

 

Fuente: EL INFORMADOR