PERGAMINO BALOMPÉDICO

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Por: Alex Berber

El ansiado oro de Brasil

Brasil, la selección nacional más ganadora en la historia del futbol internacional, logró este pasado fin de semana el único título que se le había resistido en varias ocasiones, la medalla de oro en Juegos Olímpicos.

En Londres 2012, los brasileños habían caído estrepitosamente en la final de ese torneo ante la selección mexicana de Luis Fernando Tena, un equipo que sorprendió a todos, sin un ápice de historia olímpica triunfalista en futbol, y que se quedó con un oro del que estuvo viviendo por varios años más, y en el que pretendió justificar sus “merecimientos” para acceder al ansiado quinto partido mundialista.

La sub-23 es una categoría caprichosa, tanto o más que las de selecciones menores. El nivel de juego en estos torneos de edad restringida es menos dispar que en las selecciones absolutas, por eso de repente vemos a escuadras que en las Copas del Mundo de mayores nunca han figurado, acercarse a los títulos de las altas competencias.

Veamos el caso de México, que en estos mismos Juegos Olímpicos llegaba con la presión de refrendar el oro, y por motivos de cábala incluyeron a un futbolista que hace cuatro años fue fundamental: Oribe Peralta. Después de un empate ante Alemania, una goleada ante Fiyi, los mexicanos cayeron ante unos sorpresivos coreanos del sur, quienes se mostraron fuertes en defensa durante la primera fase del torneo, por lo que los verdes tuvieron que despedirse de Río, prácticamente al mismo tiempo que lo hacía Peralta tras una lesión en el tabique nasal.

Si México hubiera accedido a la siguiente fase, muy posiblemente sus aspiraciones se hubieran catapultado. Como muestra, la presencia de Alemania en la final, después de que en el duelo ante los mexicanos fueron incluso superados por momentos, acusando la novatez de un cuadro teutón con muchos jugadores sub-20.

A Río 2016, Neymar Jr. llegó con la obligación de conseguir el oro olímpico, cuatro años después de que la selección mexicana le robó esa oportunidad. En casa, los brasileños estaban más que obligados, sobre todo tras lo sucedido en su Mundial hace dos años, cuando fueron vapuleados por unos alemanes en plan conquistador.

El torneo se le fue dando a los de la verdeamarela. Ya en las últimas instancias, solamente Alemania era un rival a considerar en la búsqueda por esa presea que estaban obligados a conseguir. Tuvieron que ser los penales, ante un estadio expectante, los que le dieran a Brasil el único título internacional que le hacía falta a sus vitrinas. Tuvo que ser Neymar Jr., con un golazo de tiro libre, y definiendo el penal decisivo, el que honrara la historia del jogo bonito, en una época donde él parece ser de los pocos exponentes de este precepto.